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jueves, 4 de septiembre de 2025

DOCUMENTOS: PLANOS PUBLICITARIOS DE MANZANARES DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

Teresa Muñoz Sánchez nos ha proporcionado este magnífico plano publicitario de Manzanares de principios del siglo XX digitalizado por la Oficina de Información Turística. La calidad de la digitalización es magnífica y para poder apreciarla con todo detalle es preferible pulsar en este enlace o sobre la propia imagen: se abrirá el plano en pantalla completa y con posibilidad de hacer zoom.


Aunque en el plano no aparece ninguna fecha, situamos su elaboración en la primera década del siglo XX. Dos son los motivos que nos llevan a datarlo en este periodo. En primer lugar, se puede apreciar la plaza de toros en la carretera de Andalucía, edificio que fue construido en el año 1900. En segundo lugar, en la actual plaza del Gran Teatro, el plano todavía muestra el antiguo cementerio de la ermita de Nuestra Señora de Gracia. La construcción del Gran Teatro sobre los terrenos del cementerio empezó en 1911 y terminó en 1912. Estos dos detalles nos indican que tuvo que elaborarse entre 1900 y 1910.


La riqueza del plano nos proporciona información muy interesante sobre el entramado urbano de Manzanares de principios del siglo XX. Podríamos fijaros en multitud de detalles, pero por no extendernos demasiado vamos a destacar solo aquellos aspectos que nos parecen más interesantes. Resulta especialmente llamativa la representación de la zona del río Azuer, donde puede observarse tanto la madre vieja como el antiguo caz, actualmente soterrado, que discurría por el actual Paseo Príncipe de Asturias. Pueden apreciarse con todo detalle las huertas, las casas de campo, los numerosos puentes que cruzaban esta parte del río, etc.


La siguiente foto, tomada por Óscar Vaillard el 7 de marzo de 1896, muestra precisamente uno de esos puentes que cruzaban el caz del río Azuer a su paso por Manzanares.


Otro detalle interesante lo encontramos en la calle Morago, en la que puede observarse un ensanche o pequeña plazuela en el lugar en el que pocos años después, en 1917, se construyó el casino. También, en la parte inferior del plano, aparece el viejo cementerio parroquial.


No menos importante, la publicidad de los laterales es muy reveladora del Manzanares de la época. Predominan las empresas del pujante sector vinícola: bodegas, talleres de calderería o tonelería, fábricas de pajuelas de azufre, etc. Otros anuncios llaman la atención por lo peculiar de los productos o servicios que promocionan: naipes intransparentes, estatuaria religiosa o profesora en partos. Hasta hay algún anunciante, como Antonio Enrique, que ha mantenido abierta su tienda hasta fechas relativamente recientes. 


De este plano publicitario se debieron realizar varias versiones. Recientemente, José Fernández-Pacheco Gallego ha publicado en Facebook una foto de un plano de su propiedad muy similar. La parte central del callejero es idéntica, sin embargo, la publicidad de los laterales es diferente, en este caso copada en exclusiva por los negocios de Alfonso Rubio.


Invitamos al visitante a que explore con detenimiento los planos y disfrute de todos los curiosos detalles que atesoran.



viernes, 29 de agosto de 2025

A la venta el libro "UNA VISIÓN ALTERNATIVA SOBRE LA DESAMORTIZACIÓN: MANZANARES (1798-1876)"

Desde el 29 de agosto está ya a la venta el libro "UNA VISIÓN ALTERNATIVA SOBRE LA DESAMORTIZACIÓN: MANZANARES (1798-1876)". Se puede adquirir en:
  • Amazon pulsando en este enlace.
  • La Bodeguilla en la calle Jesús del Perdón nº 23.
  • La Pecera en la calle Padres Capuchinos nº 8.



¿Por qué escribir un libro divulgativo sobre las desamortizaciones y por qué centrarlo en Manzanares? Respecto a la primera pregunta, podría pensarse que el objeto de estudio de este trabajo es un tema muy arduo, solo de interés para especialistas en historia económica o agraria, sin embargo, conocer las causas y consecuencias de las desamortizaciones es fundamental para entender la historia contemporánea de España.

Las desamortizaciones se desarrollaron desde finales del siglo XVIII hasta las primeras décadas del siglo XX y supusieron la expropiación y posterior venta por parte del Estado de las fincas rústicas y urbanas de las que disfrutaban las instituciones eclesiásticas y organismos públicos, principalmente ayuntamientos. La enorme superficie rústica vendida provocó una radical transformación de la propiedad de la tierra en España, con enormes consecuencias económicas, con efectos dispares en muchos grupos sociales, con claros perdedores y vencedores. El impacto de las desamortización fue tan profundo porque, precisamente, el acceso a la tierra era una de las principales vías para ascender socialmente. En una época con una economía eminentemente agraria la propiedad rústica era símbolo de estatus y prestigio.

Es más, en un periodo como el siglo XIX de lucha constante entre las diferentes corrientes del liberalismo y los nostálgicos del absolutismo, plagado de conflictos políticos y sociales, guerras civiles y pronunciamientos militares, los efectos de los procesos desamortizadores tuvieron una fuerte influencia en posicionamiento político de muchos sectores de la sociedad española. Por todo ello, la comprensión de las causas, del desarrollo y las consecuencias de las desamortizaciones es imprescindible para entender en toda su complejidad la reciente historia de España.

En cuanto a la segunda pregunta, se ha elegido realizar este estudio sobre Manzanares porque nos muestra una visión alternativa y ciertamente positiva de las consecuencias de los procesos desamortizadores. Por el contrario, las opiniones más extendidas sobre las desamortizaciones nos trasladan una visión pesimista sobre sus efectos. Se considera que las desamortizaciones fueron una oportunidad perdida para aumentar el acceso a la propiedad y crear una clase media de pequeños y medianos propietarios que hubiera podido proporcionar estabilidad social y económica al país. Simplemente se habría producido un cambio de la titularidad de la tierra en favor de la nueva burguesía terrateniente sin transformar realmente la estructura de la propiedad. Esta visión sería de especial aplicación en zonas de Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha en las que la gran propiedad latifundista era la predominante. Sin embargo, como veremos en el caso de Manzanares, las desamortizaciones sí que facilitaron el acceso a la propiedad de muchos manzanareños aumentando notablemente el número de propietarios, favorecieron la modernización del sector agrícola y generaron un fuerte apoyo político en la población al nuevo Estado liberal.

Otra característica muy particular de Manzanares es el peso que tuvieron en este municipio las diferentes desamortizaciones. Las más conocidas fueron las aprobadas por Mendizábal en 1836, sobre los bienes de la Iglesia, y la de Madoz de 1854, que también incluyó las propiedades de instituciones públicas como los municipios. Sin embargo, el proceso desamortizador se compone de múltiples episodios que empezaron en 1798, durante el reinado de Carlos IV con la desamortización de Godoy, continuando de forma intermitente durante la ocupación francesa, las Cortes de Cádiz y el Trienio Liberal (1820-1823). En el caso de Manzanares, son estas primeras desamortizaciones las que tuvieron un impacto sobre la propiedad de la tierra mucho más relevante que las posteriores y más estudiadas de Mendizábal o Madoz.

En este libro se ofrece una doble visión sobre los efectos de las desamortizaciones en Manzanares. En primer lugar, se mostrarán con todo detalle las grandes magnitudes como la superficie y el número de fincas vendidas, los cambios en la estructura de la propiedad o los precios alcanzados en las subastas. En segundo lugar, y no menos importante, se completará esta visión cuantitativa con un análisis de los efectos en habitantes concretos de esta localidad que padecieron o, por el contrario, se beneficiaron con las desamortizaciones. Por estas páginas desfilarán personajes como el párroco Álvarez de Sotomayor, el marqués de Salinas, los clérigos del Cabildo, los frailes y monjas de los conventos de la localidad, el primer alcalde republicano Pedro Galiana, importantes familias como los MerinoQuesadaMoralesGarcía-NoblejasGonzález-ElipeSánchez-Blanco o Sánchez-Cantalejo y manzanareños anónimos cuya participación en las desamortizaciones también fue notable. Este enfoque permitirá entender cómo los cambios en las grandes magnitudes afectaron a la vida de los manzanareños de todos los estratos sociales.

Este estudio ha sido posible gracias a la utilización de numerosas fuentes primarias. Para obtener una visión global de la propiedad de la tierra antes y durante los procesos desamortizaciones se han analizado detalladamente, con la utilización del sistema informático Ensenator, los catastros de Manzanares de Ensenada (1752)Martín de Garay (1820) y Canga Arguelles (1821) y los repartimientos de la contribución territorial (1888-1926). Para conocer las fincas vendidas durante las desamortizaciones se han consultado todos los expedientes de secularización y subasta conservados en el Archivo Histórico Provincial de Ciudad Real (AHPCR). Esta información se ha completado con otras fuentes auxiliares como boletines oficiales, protocolos notariales o actas de las reuniones del Cabildo de Manzanares.

Invitamos al lector a viajar en el tiempo y sumergirse en los entresijos de los procesos desamortizadores y esperamos que, a través del estudio de Manzanares, podamos facilitar la comprensión de este complejo y relevante episodio de la historia de España.


Subasta de la majada del Rodalejo (1873)
Perteneciente a los bienes de propios municipales
Archivo Histórico Provincial de Ciudad Real


Para aquellos interesados en su lectura, dejamos a continuación de forma gratuita los primeros capítulos del libro:


viernes, 8 de agosto de 2025

ARCHIVO HISTÓRICO DIGITAL DE MANZANARES

Tras casi una década desde la creación del blog lanzamos una nueva y ambiciosa iniciativa: la creación del Archivo Histórico Digital de Manzanares. Nuestro objetivo es recopilar todos los documentos que sobre nuestra localidad están dispersos en diferentes archivos o en manos de particulares y compartirlos digitalmente a través de este blog.

Esta iniciativa es una consecuencia del camino emprendido hace años, durante el que hemos recopilado y digitalizado multitud de fuentes de todo tipo (libros, artículos, documentos, periódicos, vídeos y fotografías). Gracias a estos años previos de trabajo empezamos nuestra trayectoria con unos fondos considerables:

243 libros y artículos sobre historia local
250 documentos originales de nuestra historia
368 ejemplares de periódicos y revistas locales
202 fotografías antiguas de la localidad
  31 vídeos de conferencias, programas de televisión, presentación de libros...

Todos estos recursos digitales se han obtenido de diferentes archivos e instituciones nacionales, autonómicas, provinciales y locales:

Archivo Histórico Nacional
Instituto Geográfico Nacional
Instituto del Patrimonio Cultural de España
Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional
Archivo ABC
Centro de Estudios de Castilla-La Mancha
Archivo Histórico Provincial de Ciudad Real
Archivo General de la Diputación Provincial de Ciudad Real
Archivo Histórico Municipal de Manzanares
Manzanares 10 TV
Archivo de la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora
Colecciones particulares

Creemos firmemente que este proyecto puede ser exitoso, solo con la colaboración de personas particulares interesadas, sin tener que depender de presupuestos o instituciones públicas. Animamos a todas las personas y asociaciones que pueden tener documentos de interés a que se pongan en contacto a través de la siguiente dirección de correo electrónico historiademanzanares@gmail.com. Nuestra intención no es almacenar los documentos originales, simplemente acceder a ellos para digitalizarlos y publicarlos.

Ofrecemos todas las fuentes ya recopiladas con dos criterios de organización: por tipo de documento y periodo histórico.

FONDOS DOCUMENTALES ORGANIZADOS POR TIPOS DE DOCUMENTOS

TIPO DOCUMENTO NIVEL 1 NIVEL 2 CONTENIDO
Artículos y librosAutores A-B
Autores C-D
Autores E-G
Autores H-M
Autores N-Z
DocumentosCallejeros
(1360-2023)
Callejeros, planos, inventarios de casas...
Cuestionarios
(1579-1789)
Relaciones topográficas de Felipe II, descripciones del cardenal Lorenzana...
Demográficos
(1571-1925)
Censos, padrones, libros de bautismos, matrimonios, confirmaciones, defunciones...
Desamortización
(1798-1876)
Expedientes de secularización y venta de fincas desde Godoy hasta Madoz
Diccionarios geográficos históricos (1848-1914)Madoz, Inocente Hervás Buendía...
Fiscales
(1752-1934)
Catastros, repartimientos, amillaramientos...
Miscelánea
(1352-2016)
Temas variados no incluidos en el resto de apartados
Protocolos notariales
(1880-1918)
Obras públicas
(1860-1929)
Expedientes de obras públicas como el Gran Teatro, Palacio Municipal, Cementerio...
Religiosos
Archivo parroquia de la Asunción (1571-1936)Actos litúrgicos, Cabildo, cofradías...

Otros documentos religiosos
(1855-1941)
Novenas y otros temas
HemerotecaAnuarios
(1879-1966)
Periódicos locales y provinciales
(1888-2018)
El Relámpago
(1888-1889)
Boletín Manchego Social
(1915)
El Azuer
(1925-1928)
El Cauterio Social
(1931-1933)
Siembra
(1968-2018)
Programas de fiestas
(1901-2024)
Fotografías
Vídeos


FONDOS DOCUMENTALES ORGANIZADOS POR PERIODOS HISTÓRICOS Y TEMAS

NIVEL 1 NIVEL 2
Edad MediaOrigen de Manzanares y Edad Media (Siglos XII al XV)
Edad ModernaLos Austrias (Siglos XVI y XVII)
La Ilustración (Siglo XVIII)
Edad ContemporáneaLa Guerra de la Independencia y reinado de Fernando VII (1808-1833)
Reinado de Isabel II (1833-1868)
Desde el Sexenio Revolucionario hasta la regencia de María Cristina (1868-1902)
Reinado de Alfonso XIII (1902-1931)
II República y Guerra Civil (1931-1939)
Dictadura de Franco (1939-1975)
Desde 1975 hasta la actualidad
TemasUrbanismo y monumentos
Manzanareños




jueves, 7 de agosto de 2025

LIBRO "D. PEDRO JOSÉ SÁNCHEZ-CARRASCOSA Y CARRIÓN (Farmaceútico, Jurista, Sacerdote, Senador y Obispo)"

Por cortesía del autor, Jerónimo Romero-Nieva Lozano, ponemos a disposición del público, de forma gratuita en formato pdf, el libro "D. PEDRO JOSÉ SÁNCHEZ-CARRASCOSA Y CARRIÓN (Farmaceútico, Jurista, Sacerdote, Senador y Obispo)"

Para descargar el libro se puede pulsar en el siguiente enlace.


ENTRADAS RELACIONADAS:

lunes, 14 de julio de 2025

PRÓXIMA PUBLICACIÓN DEL LIBRO "UNA VISIÓN ALTERNATIVA SOBRE LA DESAMORTIZACIÓN: MANZANARES (1798-1876)"

Próximamente saldrá a la venta un nuevo libro de Miguel Ángel Maeso Buenasmañanas sobre la historia de Manzanares titulado "UNA VISIÓN ALTERNATIVA SOBRE LA DESAMORTIZACIÓN: MANZANARES (1798-1876)".


¿Por qué escribir un libro divulgativo sobre las desamortizaciones y por qué centrarlo en Manzanares? Respecto a la primera pregunta, podría pensarse que el objeto de estudio de este trabajo es un tema muy arduo, solo de interés para especialistas en historia económica o agraria, sin embargo, conocer las causas y consecuencias de las desamortizaciones es fundamental para entender la historia contemporánea de España.

Las desamortizaciones se desarrollaron desde finales del siglo XVIII hasta las primeras décadas del siglo XX y supusieron la expropiación y posterior venta por parte del Estado de las fincas rústicas y urbanas de las que disfrutaban las instituciones eclesiásticas y organismos públicos, principalmente ayuntamientos. La enorme superficie rústica vendida provocó una radical transformación de la propiedad de la tierra en España, con enormes consecuencias económicas, con efectos dispares en muchos grupos sociales, con claros perdedores y vencedores. El impacto de las desamortización fue tan profundo porque, precisamente, el acceso a la tierra era una de las principales vías para ascender socialmente. En una época con una economía eminentemente agraria la propiedad rústica era símbolo de estatus y prestigio.

Es más, en un periodo como el siglo XIX de lucha constante entre las diferentes corrientes del liberalismo y los nostálgicos del absolutismo, plagado de conflictos políticos y sociales, guerras civiles y pronunciamientos militares, los efectos de los procesos desamortizadores tuvieron una fuerte influencia en posicionamiento político de muchos sectores de la sociedad española. Por todo ello, la comprensión de las causas, del desarrollo y las consecuencias de las desamortizaciones es imprescindible para entender en toda su complejidad la reciente historia de España.

En cuanto a la segunda pregunta, se ha elegido realizar este estudio sobre Manzanares porque nos muestra una visión alternativa y ciertamente positiva de las consecuencias de los procesos desamortizadores. Por el contrario, las opiniones más extendidas sobre las desamortizaciones nos trasladan una visión pesimista sobre sus efectos. Se considera que las desamortizaciones fueron una oportunidad perdida para aumentar el acceso a la propiedad y crear una clase media de pequeños y medianos propietarios que hubiera podido proporcionar estabilidad social y económica al país. Simplemente se habría producido un cambio de la titularidad de la tierra en favor de la nueva burguesía terrateniente sin transformar realmente la estructura de la propiedad. Esta visión sería de especial aplicación en zonas de Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha en las que la gran propiedad latifundista era la predominante. Sin embargo, como veremos en el caso de Manzanares, las desamortizaciones sí que facilitaron el acceso a la propiedad de muchos manzanareños aumentando notablemente el número de propietarios, favorecieron la modernización del sector agrícola y generaron un fuerte apoyo político en la población al nuevo Estado liberal.

Otra característica muy particular de Manzanares es el peso que tuvieron en este municipio las diferentes desamortizaciones. Las más conocidas fueron las aprobadas por Mendizábal en 1836, sobre los bienes de la Iglesia, y la de Madoz de 1854, que también incluyó las propiedades de instituciones públicas como los municipios. Sin embargo, el proceso desamortizador se compone de múltiples episodios que empezaron en 1798, durante el reinado de Carlos IV con la desamortización de Godoy, continuando de forma intermitente durante la ocupación francesa, las Cortes de Cádiz y el Trienio Liberal (1820-1823). En el caso de Manzanares, son estas primeras desamortizaciones las que tuvieron un impacto sobre la propiedad de la tierra mucho más relevante que las posteriores y más estudiadas de Mendizábal o Madoz.

En este libro se ofrece una doble visión sobre los efectos de las desamortizaciones en Manzanares. En primer lugar, se mostrarán con todo detalle las grandes magnitudes como la superficie y el número de fincas vendidas, los cambios en la estructura de la propiedad o los precios alcanzados en las subastas. En segundo lugar, y no menos importante, se completará esta visión cuantitativa con un análisis de los efectos en habitantes concretos de esta localidad que padecieron o, por el contrario, se beneficiaron con las desamortizaciones. Por estas páginas desfilarán personajes como el párroco Álvarez de Sotomayor, el marqués de Salinas, los clérigos del Cabildo, los frailes y monjas de los conventos de la localidad, el primer alcalde republicano Pedro Galiana, importantes familias como los Merino, Quesada, Morales, García-Noblejas, González-Elipe, Sánchez-Blanco o Sánchez-Cantalejo y manzanareños anónimos cuya participación en las desamortizaciones también fue notable. Este enfoque permitirá entender cómo los cambios en las grandes magnitudes afectaron a la vida de los manzanareños de todos los estratos sociales.

Este estudio ha sido posible gracias a la utilización de numerosas fuentes primarias. Para obtener una visión global de la propiedad de la tierra antes y durante los procesos desamortizaciones se han analizado detalladamente, con la utilización del sistema informático Ensenator, los catastros de Manzanares de Ensenada (1752), Martín de Garay (1820) y Canga Arguelles (1821) y los repartimientos de la contribución territorial (1888-1926). Para conocer las fincas vendidas durante las desamortizaciones se han consultado todos expedientes de secularización y subasta conservados en el Archivo Histórico Provincial de Ciudad Real (AHPCR). Esta información se ha completado con otras fuentes auxiliares como boletines oficiales, protocolos notariales o actas de las reuniones del Cabildo de Manzanares.


Subasta de la majada del Rodalejo (1873)
Perteneciente a los bienes de propios municipales
Archivo Histórico Provincial de Ciudad Real

Invitamos al lector a viajar en el tiempo y sumergirse en los entresijos de los procesos desamortizadores y esperamos que, a través del estudio de Manzanares, podamos facilitar la comprensión de este complejo y relevante episodio de la historia de España.

Para aquellos interesados en su lectura, dejamos a continuación de forma gratuita los primeros capítulos del libro:




sábado, 15 de febrero de 2025

EL DESCONOCIDO MANIFIESTO DE MANZANARES DE 1835

Si hablamos en Manzanares de un manifiesto es inevitable que inmediatamente pensemos en el proclamado en nuestra localidad en el año 1854 por el general O’Donnell, sin embargo, existe otro manifiesto, mucho menos conocido, que tuvo un desarrollo y unas consecuencias políticas muy similares. Nos referimos al manifiesto de 1835.

En ese año, el Gobierno, encabezado por políticos del partido moderado, se encontraba en una difícil situación. La tibieza de sus reformas, no se había proclamado todavía una constitución a pesar de que habían pasado ya dos años desde la muerte de Fernando VII, y los fracasos militares en la Primera Guerra Carlista contribuían poderosamente a su descrédito. En el verano de 1835 los motines encabezados por los progresistas se extendieron por toda España, exigiendo una completa transformación del sistema político con la reinstauración de la Constitución de Cádiz o la aprobación de una nueva constitución.

Para intentar restaurar el orden público, el Gobierno envió el 9 de septiembre a Andalucía al general Latre, al frente de 2.500 soldados[1]. Las juntas revolucionarias andaluzas que se habián proclamado en las capitales provinciales no sólo no se amilanaron ante el envite gubernamental, sino que además tomaron enérgicas medidas para organizar el Ejército de Andalucía y hacer frente a las tropas de Latre. La Junta de Granada, con fecha 7 de septiembre, envió a todas sus tropas disponibles hacia Despeñaperros. La Junta de Sevilla, dos días después y coincidiendo con la salida de las tropas de Latre de Madrid, propuso que el Ejército de Andalucía estuviese formado por al menos 16.000 hombres (14.500 de infantería y 1.500 caballería) con 7 baterías de artillería. Solicitaba además que todas las fuerzas se congregasen en Andújar y que en esta ciudad se formase una Junta Suprema de Andalucía responsable de armar y dirigir al ejército. La Junta de Jaén proclamó de forma entusiasta su apoyo a la propuesta sevillana el 14 de septiembre[2]. De esta forma, al mismo tiempo que las tropas de Latre avanzaban hacia el sur, el Ejército de Andalucía, formado por unidades regulares del ejército y milicias de urbanos y voluntarios, empezó a congregase en la provincia de Jaén.

Las tropas de Latre, en su avance hasta el sur, llegaron a Manzanares el día 14 de septiembre y fiel a sus órdenes de acabar con la sublevación detuvo a los manzanareños más identificados con los progresistas y los desterró a la capital provincial. Ese mismo día, llegó a Manzanares una comisión de los rebeldes andaluces con intención de negociar. La situación no era nada favorable para las tropas gubernamentales ya que en Manzanares circulaba el rumor de que las juntas andaluzas ya habían conseguido reunir en Despeñaperros un contingente de 6.000 hombres apoyados por 7 piezas de artillería. A pesar de su notable inferioridad numérica, Latre no sólo se negó a conferenciar con la comisión, sino que, además, de forma inmediata, los desarmó y apresó[3].

Por su parte, la vanguardia del Ejército de Andalucía había avanzado hasta Venta de Cárdenas, ya en la provincia de Ciudad Real. Estaba comandada por el coronel Carlos Villapadierna, del regimiento de caballería 4º de Ligeros, pero el liderazgo político lo ejercía Luis Antonio Pizarro Ramírez, conde de las Navas, que había sido uno de los principales líderes progresistas en las Cortes y azote del Gobierno durante toda la legislatura.

Con las tropas de Latre avanzando hasta Santa Cruz de Mudela y el Ejército Andaluz estacionado en Venta de Cárdenas, a menos de 30 kilómetros de distancia, el choque militar parecía inevitable. Los andaluces intentaron una última mediación y solicitaron el día 16 de septiembre que al día siguiente se celebrase una reunión en Almuradiel, población a medio camino entre Santa Cruz de Mudela y Venta de Cárdenas. Latre accedió al encuentro que tuvo lugar el 17 de septiembre con el coronel Carlos Villapadierna y con el conde de las Navas. Desafortunadamente, la reunión terminó sin llegar a ningún acuerdo por lo que todo apuntaba que sería la fuerza de las armas la que decantaría la situación[4]. 

En la noche del 17 al 18 de septiembre, un hecho imprevisto alteró toda la situación y evitó el enfrentamiento armado. La mayor parte de las tropas de Latre se sublevaron en la plaza de Santa Cruz de Mudela dando vivas a la Constitución, a la libertad y a Isabel II. Sólo un escuadrón de granaderos, parte de los artilleros y algunos oficiales continuaron a las órdenes de Latre, por lo que éste, totalmente desautorizado, optó por salir precipitadamente en mitad de la noche en dirección a Madrid.

Huida del general Latre en dirección a Madrid, después de que sus tropas se uniesen a los insurrectos en Santa Cruz de Mudela[5]


El coronel Villapadierna, acompañado por el conde de las Navas, aprovechó la situación y rápidamente se puso en movimiento hacia Santa Cruz de Mudela al frente de sus fuerzas de caballería, llegando a las 7 de la mañana, y asumiendo el mando de las tropas sublevadas[6]. Al día siguiente, el 19 de septiembre, la situación de los revolucionarios se consolidó ya que más tropas procedentes de Andalucía llegaron a Santa Cruz de Mudela: otros 2.500 hombres del regimiento de infantería del Rey, del regimiento provincial de Murcia y batallones de urbanos del reino de Jaén. En los siguientes días estaba prevista también la llegada de las fuerzas enviadas desde Cádiz y Sevilla. Ante tal aglomeración de tropas, el Ejército Andaluz empezó a avanzar hacia el norte. En la prensa se rumorea que su intención era llegar hasta Ocaña, aunque finalmente sólo avanzaron hasta Manzanares donde establecieron su cuartel general[7].

Mientras todos estos hechos sucedían, la situación política nacional había cambiado radicalmente. La regente María Cristina, a pesar de su cercanía ideológica con los moderados, no tuvo más opción, ante los motines que se extendían por todo el país, que entregarle la jefatura del Gobierno al progresista Juan Álvarez Mendizábal. Este nombramiento suponía un éxito para los sublevados, sin embargo, las juntas rebeldes no sólo no se disolvieron, sino que exigieron a Mendizábal reformas inmediatas, siendo la principal de ellas la aprobación de una nueva constitución.

En sus primeros días de Gobierno, los principales esfuerzos de Mendizábal se centraron en negociar con las juntas su disolución y, especialmente, en devolver a la obediencia al Ejército de Andalucía estacionado en Manzanares a pocos días de marcha de Madrid. La complejidad y criticidad de las negociaciones entre el Gobierno y el conde de las Navas se ponen de manifiesto por el hecho de que en los meses de septiembre y octubre la prensa publicó numerosas noticias sobre los continuos viajes entre Madrid y Manzanares de relevantes representantes del Gobierno: los procuradores Rodrigo Aranda Salazar y Miguel Chacón Durán, el diplomático Manuel María de Aguilar Puerta, el secretario particular de Mendizábal o el comandante general de Ciudad Real[8]La elección de los negociadores por parte del Gobierno pone de manifiesto el papel preponderante del conde de las Navas, ya que Rodrigo Aranda era pariente suyo y Miguel Chacón y Manuel María Aguilar amigos personales. El Gobierno intentaba influir en el conde de las Navas enviando a personas de su total confianza. Otro factor que confirma que el peso de toda la negociación se llevaba desde Manzanares es una noticia en la que se puede inferir que las juntas andaluzas desconocían los detalles de las conversaciones, ya que reclamaban al conde de las Navas “que les trasladen las comunicaciones que haya con el gobierno, pues a ellas toca en representación de las provincias resolver lo que sea conveniente al procomunal”[9].
Luis Antonio Pizarro y Ramírez, conde de las Navas[10]

También acudieron a nuestra localidad, al margen de los esfuerzos negociadores del Gobierno, importantes figuras como el periodista y escritor José de Espronceda o el general Antonio Quiroga, héroe junto al coronel Riego de la sublevación liberal de 1820. La estancia de Espronceda en Manzanares provocó un gran revuelo ya que en la prensa se afirmó que Antonio Bernabéu, compañero de Espronceda, había estado a punto de ser fusilado por el conde de las Navas y que ambos eran enviados de Mendizábal. Espronceda y Bernabéu tuvieron que desmentir estas noticias con una carta enviada a la prensa en la que afirmaron que no habían actuado en nombre del Gobierno y que durante su estancia en nuestra localidad habían sido acogidos favorablemente por el conde de las Navas[11]. También se especuló en los periódicos con que el general Quiroga había sido detenido por los sublevados a su paso por Manzanares, cuando marchaba a Granada a ocupar su nuevo puesto de capitán general. Sin embargo, como puede concluirse de un escrito del propio Quiroga fechado en Manzanares el 11 de octubre, permaneció en nuestra localidad por voluntad propia, apoyando de forma implícita con su presencia a los sublevados[12].

Durante estas negociaciones, el conde de las Navas redactó dos manifiestos con el objetivo de influir en la opinión pública en favor de su causa. El primero proclamado el 20 de septiembre en Santa Cruz de Mudela y el segundo el día 27 del mismo mes en Manzanares.

El manifiesto de Santa Cruz de Mudela fue redactado, seguramente, por el conde de las Navas sin conocer aún que Mendizábal había sido nombrado presidente del Gobierno. Es por ello que su objetivo principal era animar a los madrileños a que se sumarán a la sublevación y derrocaran al Gobierno. Seguramente el conde de las Navas pensaba que la victoria final de los sublevados dependía de que la revolución triunfase en la capital de España. Más importante, establecía como objetivo político de la revolución la convocatoria de unas Cortes que debían redactar una nueva constitución, única base sobre la que podía asentarse sólidamente el reinado de Isabel II.

Manifiesto del 20 de septiembre de 1835 de Santa Cruz de Mudela.
Archivo privado del conde de las Navas. Imágenes cedidas por José María Aguilar Ortiz
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El segundo manifiesto, el proclamado en Manzanares el 27 de septiembre en pleno proceso negociador, exigía al nuevo Gobierno de Mendizábal reformas sin las que sería imposible normalizar la situación: “Si el actual Ministro se deja arrastrar de pérfidas sugestiones … no desarmará ni física ni moralmente a los pueblos irritados: obras son amores y no buenas razones”. También hacía de nuevo un llamamiento a los madrileños y a su milicia nacional, para que no cejaran en sus convicciones revolucionarias y que no se enfrentaran con las tropas que aún se mantenían sublevadas, como era el caso del Ejército de Andalucía en Manzanares. El manifiesto terminaba vinculando el éxito de la revolución a la actitud que adoptasen los madrileños: “Alerta pues madrileños: nosotros no seremos esclavos, pero sin vuestra voluntad no podremos haceros libres”.

Manifiesto del 27 de septiembre de 1835 de Manzanares.
Archivo privado del conde de las Navas. Imágenes cedidas por José María Aguilar Ortiz
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Finalmente, la situación se solucionó pacíficamente sin más enfrentamientos. Mendizábal maniobró hábilmente tomando una serie de decisiones que, sin atender a todas las peticiones, colmaron en buena medida las expectativas de los sublevados. Durante el mes de octubre las juntas revolucionarias acordaron su disolución. El propio conde de las Navas cedió finalmente y el día 10 de octubre llegó a Madrid con el compromiso de que el Ejército de Andalucía, que seguía acuartelado en Manzanares, saldría en breve en dirección al frente de Aragón a combatir a los carlistas[13]. La Junta Suprema de Andalucía negoció entre el 12 y el 15 de octubre en Madrid su disolución. Tras los acuerdos cerrados el día 15, los representantes de la Junta regresaron a Andújar, haciendo parada en Manzanares, para confirmar a los mandos del ejército que debían ponerse a las órdenes del Gobierno y marchar al punto que éste estableciese[14]. 

Aún pasaron unos días hasta que se hizo efectiva la marcha del Ejército de Andalucía de Manzanares. Podemos imaginar el tremendo esfuerzo que debió suponer para la localidad abastecer durante tantas semanas a un ejército formado por miles de hombres, las molestias que tuvo que suponer para los vecinos alojar a esta enorme cantidad de soldados y convivir con ellos durante tan largo periodo. Los efectos de esta ocupación afectaron también a las poblaciones cercanas. Los militares enviaron destacamentos a Membrilla, La Solana, Moral de Calatrava, Daimiel, Valdepeñas y Torrenueva para requisar comida, pertrechos y dinero pertenecientes a las encomiendas de las órdenes militares[15]. Afortunadamente, con el transcurso de los días la presión sobre los menguados recursos de la zona tuvo que disminuir porque las milicias de voluntarios andaluces empezaron a regresar a sus zonas de origen. En los momentos postreros de la presencia de las tropas en Manzanares, las fuerzas habían quedado reducidas a cinco batallones de unidades regulares del ejército[16].

La marcha definitiva del Ejército de Andalucía de Manzanares en dirección al frente en Aragón, tras más de un mes en nuestra localidad, no se produjo finalmente hasta el día 24 de octubre, para gran alivio del Gobierno[17]. Mendizábal podía al fin centrarse en su acción de gobierno y poner en marcha importantes y transformadoras reformas de la sociedad española.

No podemos terminar sin comparar los hechos hasta aquí descritos con el posterior, y mucho más conocido, manifiesto de 1854. Las similitudes son numerosas. En ambos casos gobernaban los moderados en una situación de gran descontento y contestación política. En ambas fechas hubo una sublevación militar y los ejércitos rebeldes acabaron estableciéndose en Manzanares. Los dos ejércitos estaban liderados por importantes figuras, el general O’Donnell y el conde de las Navas, que acabaron proclamando un manifiesto en nuestra localidad. Para terminar, ambos sucesos concluyeron con la llegada al poder de importantes políticos progresistas, Espartero y Mendizábal. Quizá la diferencia más significativa es que el manifiesto de 1854 tuvo mucha mayor difusión y relevancia en la evolución de la situación política. A pesar de esto, podríamos concluir que los acontecimientos de 1835 son un claro precedente histórico del manifiesto de Manzanares de 1854.

 Miguel Ángel Maeso Buenasmañanas, febrero de 2025

Artículo publicado originalmente en la revista Siembra en los números de diciembre de 2024 y enero-febrero de 2025. Ampliado en este blog tras la obtención del texto original de los manifiestos, gracias a la amabilidad de José María Aguilar Ortiz, descendiente directo del conde de las Navas.


[1] La Abeja del 7 y 10 de septiembre de 1835.

[2] Boletín Oficial de la Provincia de Jaén del 16 de septiembre de 1835

[3] La Revista Española del 17 de septiembre de 1835.

[4] Boletín Oficial de la Provincia de Jaén del 19 y 23 de septiembre de 1835.

[5] Panorama español. Crónica contemporánea, tomo III, Madrid 1845, página 72.

[6] Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real del 20 de septiembre de 1835 y El Eco del Comercio del 24 de septiembre de 1835.

[7] El Eco del Comercio del 24 de septiembre de 1835.

[8] La Revista Española del 21, 23 y 26 de septiembre y 2 de octubre de 1835, La Abeja de23 de septiembre de 1835, El Eco del Comercio del 24 y 27 de septiembre de 1835.

[9] La Revista Española del 29 de septiembre de 1835.

[10] RODRÍGUEZ-SOLÍS, ENRIQUE (1892-1893): Historia del Partido Republicano Español: (de sus protagonistas, de sus tribunos, de sus héroes y de sus mártires), Madrid.

[11] La Abeja del 4 de octubre de 1835 y La Revista Española del 5 de octubre de 1835.

[12] El Eco del Comercio del 15 y 18 de octubre de 1835.

[13] La Revista Española del 10, 11 y 13 de octubre de 1835 y El Eco del Comercio del 13 de octubre de 1835.

[14] CHAMOCHO CANTUDO, MIGUEL ANGEL (2017): “Revolución y juntas provinciales: la Junta provincial de Jaén de 1835”, en I Congreso de la Cátedra Blas Infante de Historia de Andalucía, páginas 103-153 y FERNÁNDEZ BAUTISTA, MARÍA DEL PILAR (2017): “El Ejército Andaluz en 1835”, en I Congreso de la Cátedra Blas Infante de Historia de Andalucía, páginas 85-102.

[15] La Revista Española del 12 de octubre de 1835 y El Eco del Comercio del 6 de noviembre de 1835.

[16] FERNÁNDEZ BAUTISTA, MARÍA DEL PILAR (2017): “El Ejército Andaluz en 1835”, en I Congreso de la Cátedra Blas Infante de Historia de Andalucía, páginas 85-102.

[17] La Revista Española del 26 de octubre de 1835.


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domingo, 24 de noviembre de 2024

LA SOPRENDENTE REPERCUSIÓN EN LA PRENSA INTERNACIONAL DEL ASALTO AL TREN CORREO EN MANZANARES (1872)

El espectacular asalto del tren correo perpetrado por una numerosa partida de bandoleros en las proximidades de Manzanares en el año 1872 fue portada y uno de los temas principales del libro Manzanares durante el Sexenio Revolucionario (1868-1874). En su momento, las fuentes utilizadas para reconstruir estos hechos fueron las innumerables noticias publicadas en la prensa nacional de la época, donde este atraco tuvo una enorme repercusión. En una situación de máxima inestabilidad política, en los días previos a unas elecciones generales y pocos días antes del estallido de la Tercera Guerra Carlista, el Gobierno fue objeto de duras críticas por la enorme impunidad con la que actuaron los bandoleros y por la sensación de inseguridad que se extendía por todo el país.

El asalto en la prensa diaria internacional

Lo que no podíamos imaginarnos es que este suceso fue también noticia destacada en todo el mundo, en países como Francia, Reino Unido, Alemania o Estados Unidos. Pensamos que la globalización es un fenómeno reciente, pero a finales del siglo XIX el telégrafo ya permitía que en pocos días una noticia de calado recorriese las rotativas de todo el mundo. El atraco se produjo en la noche del 30 al 31 de marzo, pues nada menos que en la edición del día 2 de abril una breve reseña del robo fue publicada en periódicos de EE.UU como el New York HeraldChicago Tribune o New Orleans Republicen la prensa francesa como la parisina La Republique Française o Le Soir; en rotativas del Reino Unido como las londinenses The Echo o Pall Mall Gazette

Noticia, y traducción a la derecha, sobre el robo del tren correo del New York Herald del 2 de abril de 1872.

En los días siguientes el interés por el asalto fue en aumento y se publicaron durante todo el mes de abril largas crónicas que en algunos casos eran traducciones de publicaciones de periódicos españoles. Más interesantes son las noticias elaboradas directamente por corresponsales o periodistas extranjeros que aportan una interesante visión de cómo veían a los españoles de la época. Gracias a estas crónicas se puede entender por qué este atraco tuvo tanta repercusión en la prensa internacional. Podríamos afirmar que la noticia del asalto al tren en Manzanares encajaba perfectamente con todos los tópicos que sobre nuestro país habían trasladado los denominados viajeros románticos. Tras la guerra de la Independencia (1808-1814) y en plena época del romanticismo, muchos viajeros extranjeros recorrieron España empeñados en encontrar características propias de un lejano y exótico reino de oriente. En las crónicas de estos viajeros siempre destacan los temibles e idealizados bandoleros, las sensuales y misteriosas gitanas, los valientes toreros, los pícaros, las fiestas, el baile o el flamenco, los vestigios árabes, etc. 

De hecho, muchas de las noticias sobre el atraco recuerdan la visión que sobre nuestro país traslada el libro Lettres d’Espagne de Prosper Mérimée, uno de estos viajeros románticos y autor también de la novela Carmen[1]Mérimée dedica especial atención en su libro al bandolero José María el Tempranillo al que convierte prácticamente en un héroe:

«era muy cortés y con buenos modales, y daba la mano a las señoras para que bajaran de la diligencia (…) Cuando roba un anillo a una dama dice: "Una mano tan bella no necesita de adornos"».

De forma similar, el New York Dispatch del 21 de abril empieza su crónica de una "romántica historia de bandidos españoles" destacando que el "jefe de los ladrones era un caballero". Las líneas que dedican al líder de los bandidos recuerdan el texto anterior de Mérimée sobre José María el Tempranillo:

«Su jefe es un joven de unos 24 años de edad, de apariencia agradable y distinguidos modales. Ordenó tajantemente a sus hombres que no molestasen más a los pasajeros de lo que fuese absolutamente necesario. El guardia civil que había luchado personalmente con él y que había caído herido, le debía la vida ya que evitó que uno de los bandidos le rematara»

Fragmento de la noticia de New York Dispatch del 21 de abril de 1872,
 en la que se describe amablemente al líder de los bandoleros.

La prensa francesa también se centró en las peculiares características del líder de los bandidos, y siempre tan chovinista, destacó con orgullo su posible origen francés. En Le Rappel del 7 de abril de 1872 se menciona que:

«... el líder de los bandidos tenía un nombre francés, pero añadió que a él debían varios viajeros el hecho de que sus hombres no los hubieran degollado. Esto es ciertamente muy halagador para Francia, cuya antigua reputación de generosidad y caballerosidad adquiere así un nuevo prestigio»

Fragmento de la noticia de Le Rappel del 7 de abril de 1872.

En otro medio parisino, L'Univers illustré del 13 de abril de 1872se recurre precisamente a fragmentos de libros sobre España de dos de los viajeros románticos franceses más reconocidos, Théophile Gautier y Alejandro Dumas[2], para describir a sus los lectores La Mancha, la región escenario del asalto al tren, de forma muy pintoresca y ciertamente desfavorable. En el periodico rescatan un fragmento del libro de Théophile Gautier en el que se muestra impresionado por la pobreza del territorio e ironiza sobre que ni los ladrones tienen de que vivir "donde no se encontraría nada para cocinar un huevo cocido en diez leguas a la redonda". También es cierto que atravesó La Mancha a principios de la década de 1840, tras la Primera Guerra Carlista que había devastado el territorio, lo que podría justificar su desfavorable visión sobre La Mancha. Del libro de Alejandro Dumas mencionan en la noticia sus quejas de los miserables albergues de Manzanares y Valdepeñas, aunque elogia el vino local de excelente sabor y a las gentes de La Mancha "muchachas jóvenes risueñas con grandes ojos aterciopelados, los majos, los toreros y otros tipos pintorescos".

La prensa internacional no solo resaltó estos aspectos más anecdóticos del suceso, sino que, además, al igual que buena parte de los periódicos nacionales, vertieron duras críticas contra el Gobierno español. En la crónica ya mencionada del New York Dispatch se afirma "que tal acto sea posible refleja el mayor descrédito para el Gobierno español, con su ejército de 150.000 soldados, Guardia Civil y carabineros" que no podía impedir que los salteadores campasen a sus anchas.

El asalto en los semanarios ilustrados internacionales

El asalto al tren también fue objeto de especial atención en los semanarios ilustrados, que se publicaban los fines de semana. En una época en la que fotografía todavía no había llegado a la prensa, estos semanarios ilustraban las noticias más destacadas de la semana con elaborados grabados y litografías. Hemos podido localizar hasta cinco ilustraciones que reproducen con bastante exactitud los aspectos más destacados del atraco. Vamos a aprovechar estas imágenes para hacer un relato cronológico de los principales hechos acontecidos durante el asalto al tren.

En la noche del 30 de marzo los bandoleros habían retenido a los guardas que trabajaban en el paso a nivel que existía en la venta de Consolación, a medio camino entre Manzanares y Valdepeñas. Les obligaron bajo amenazas a levantar los raíles y a amontonar las traviesas sobre la vía. Pasadas las doce de la noche, cuando el tren correo se aproximaba al paso a nivel, los bandoleros obligaron a los guardas a hacer señales de detención al maquinista, pero éste no pudo o no quiso parar. Cuando el tren llegó hasta la zona con los raíles levantados acabó descarrilando violentamente, mientras los bandoleros disparaban sobre el maquinista. En la ilustración publicada en el semanario londinense The Penny Ilustrated Paper se puede apreciar estos primeros momentos, cuando el tren empieza a descarrilar y el maquinista y el fogonero saltan por ambos lados de la locomotora entre los disparos de los atacantes.

The Penny Ilustrated Paper del 13 de abril de 1872

Tras abandonar la locomotora, el maquinista corrió pidiendo auxilio en busca de dos guardias civiles que viajaban como pasajeros. Uno de los dos guardias, desde el vagón inmediato a la máquina, empezó a hacer fuego sobre los asaltantes como puede observarse en esta ilustración publicada en el semanario parisino L'Univers illustré.

L'Univers illustré del 13 de abril de 1872

En estas dos primeras ilustraciones hay una evidente inexactitud en el paisaje montañoso en el que se ambienta la acción. Es lógico que los ilustradores de las revistas en Londres y París pensaran que un asalto al tren en la montañosa España debía haber ocurrido en un abrupto desfiladero entre sierras. Por el contrario, como ya hemos mencionado, el asalto se produjo en plena llanura manchega entre Manzanares y Valdepeñas. El texto al pie de la segunda imagen también comete otro error al atribuir el ataque a bandoleros de Sierra Morena, lugar por excelencia del bandolerismo en España en el que operó precisamente José María el Tempranillo. Sin embargo, los bandoleros, probablemente, tenían su refugio en los montes de Toledo.

Las dos siguientes imágenes se centran en los hechos más violentos ocurridos durante el atraco protagonizados por los dos guardias civiles y un teniente del ejército, que también formaba parte del pasaje. Se enfrentaron de forma heroica y con enorme desventaja numérica a los asaltantes, una partida que según las crónicas ascendía a unos 25 bandoleros. 

En la imagen publicada en el semanario francés L'Illustration Journal Universal, posiblemente la de mejor calidad y realismo, se puede observar a tres de los asaltantes que disparan desde el techo del vagón, por el hueco por el que salía el humo de las lámparas, para abatir al guardia civil que desde el interior estaba haciendo fuego contra los bandoleros. Los atacantes consiguieron su objetivo al dejar gravemente herido al guardia tras impactar varios perdigones en uno de sus ojos. A la derecha de la imagen aparece el teniente, que sable en mano y al grito de "a por ellos", cargó contra los asaltantes apoyado por el segundo guardia civil. La ilustración también muestra como los bandoleros dispararon contra el teniente hiriéndole en el hombro mientras reducían entre varios hombres al guardia. A los pies del militar se ve a otro viajero abatido, un actor cómico procedente de Granada que no obedeció las órdenes de los bandoleros y que recibió un disparo a bocajarro que le atravesó el cuerpo. Tras largas horas de agonía el actor acabó falleciendo, siendo la única víctima mortal del atraco.

L'Illustration Journal Universal del 13 de abril de 1872.

En la siguiente ilustración de la revista parisina Le Monde Illustré se aprecian los mismos hechos que en la imagen anterior. En primer plano, delante de la locomotora, yace el cómico abatido. A la izquierda de la foto aparecen el teniente y el guardia civil y a la derecha, en el techo, se puede observar también a los asaltantes disparando hacia el interior del vagón.

La última de las ilustraciones, publicada en el semanario londinense The Day’s Doing, es la que más licencias se toma respecto a la realidad. En el centro de la imagen se muestra a una mujer aterrada que abraza a otro viajero mientras los bandoleros desvalijan sus maletas. Realmente, una vez que cesó la resistencia inicial, los bandoleros apenas prestaron atención a los viajeros. Incluso, les intentaron tranquilizar, asegurándoles que no tenían que temer por sus vidas pues sólo querían dinero, y les obligaron a refugiarse en los vagones. Mientras, los bandidos centraron su interés en el vagón de equipajes en el que se transportaba la recaudación de la compañía ferroviaria. Pasada una larga hora de angustia, los viajeros refugiados en los vagones en completo silencio oyeron una voz de "¡fuera!" y un silbido. Los pasajeros más atrevidos que se asomaron al exterior contemplaron, con gran alivio, como los bandidos, unos a pie y otros a caballo, se retiraban con el botín obtenido en el vagón de equipajes.

The Day’s Doing del 13 de abril de 1872.

Para los más curiosos

No se han localizado ilustraciones sobre los sucesos posteriores: la retirada de los bandoleros, la llegada de un tren socorro desde Manzanares, la persecución emprendida por la Guardia Civil del puesto de Manzanares, las detenciones posteriores, etc. Para aquellos lectores que tengan interés en conocer más en detalle los hechos sucedidos y en entender el complicado contexto político de la época en el que el asalto al tren ocupó un lugar central del debate público les remitimos al libro Manzanares durante el Sexenio Revolucionario (1868-1874), a un artículo publicado en la revista Raíz y Rama sobre este mismo suceso y al vídeo de la presentación de la revista realizada en la Biblioteca Municipal de Manzanares. Por último, los más interesados pueden consultar en el apéndice de este mismo artículo una selección de las múltiples noticias publicadas en la prensa de la época, incluida la española, sobre este espectacular suceso.

Miguel Ángel Maeso Buenasmañanas, noviembre de 2024



[1] El libro Carmen de Prosper Mérimée sirvió de inspiración para el libreto de la ópera homónima de Georges Bizet. En este libro, típico del romanticismo y lleno de tópicos sobre España, se narra la historia de un militar español que, por culpa de una gitana de nombre Carmen de la que se enamora ciegamente, acaba convertido precisamente en un bandolero.

[2] Un voyage en Espagne (1843) de Théophile Gautier e Impressions de voyage de Paris à Cadix (1847) de Alejandro Dumas.


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