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domingo, 25 de abril de 2021

LA PUGNA DE MANZANARES CON CIUDAD REAL Y ALMAGRO POR LA CAPITALIDAD DE LA PROVINCIA (1821-1856)

Sexto programa de "Apuntes de Historia", de Manzanares10Tv, dedicado a la contienda política que mantuvo Manzanares con Ciudad Real y Almagro para convertirse en capital provincial entre 1821 y 1856.


INTRODUCCIÓN

Con la llegada de los borbones a principios del siglo XVIII, España se dividió en intendencias, copiando el modelo territorial francés de la época. Coexistían enormes intendencias equivalentes a las actuales comunidades autónomas (Galicia, Extremadura, Aragón...), con pequeñas intendencias poco más grandes que una comarca. En otros casos, las intendencias agrupaban territorios separados geográficamente entre sí, lo que dificultaba el trabajo eficaz de la administración. En el caso concreto de nuestra localidad, Manzanares pertenecía a la intendencia de La Mancha que tenía su capital en Ciudad Real. 

Este modelo de división territorial permaneció estable hasta principios del siglo XIX. La creación del nuevo estado liberal en la primera mitad del siglo XIX llevó aparejada importantes reformas que también afectaron a la organización territorial. Estas reformas intentaron racionalizar el modelo de intendencias, creando unidades territoriales más homogéneas en cuanto extensión o población. El resultado final de estas reformas fue la creación del sistema provincial aún vigente en la actualidad. Durante este periodo de definición de las nuevas provincias es cuando Manzanares se postuló en varias ocasiones como capital, habiendo tenido serias opciones de haber sido elegida como el centro administrativo de la provincia.

División territorial por intendencias en 1785.

En la actualidad, la localidad de Ciudad Real ocupa una posición destacada respecto al resto de poblaciones de la provincia. Es la ciudad con más habitantes, en torno a los 75.000, cuenta con importantes infraestructuras como el AVE o la autovía, es sede de la Universidad de Castilla-La Mancha y es un importante centro administrativo y comercial. Esta situación de liderazgo no se daba a principios del siglo XIX. De hecho, no había ninguna localidad en la provincia que destacase sobre el resto. Esto favorecía las pretensiones de otras localidades, como Manzanares o de Almagro, para disputar la capitalidad de la provincia.

Por ejemplo, en cuanto a población, en 1835 los dos pueblos con mayor número de habitantes eran Daimiel (10.249) y Almagro (10.200). A continuación, le seguían tres localidades con una población muy similar en torno a los 8.500 habitantes: Ciudad Real (8.610), Valdepeñas (8.552) y Manzanares (8.481)[1].

En el ámbito de la administración, ni siquiera todas las instituciones públicas de la época tenían su sede en Ciudad Real. Es cierto que el intendente, la máxima autoridad en el territorio, si residía en Ciudad Real, pero, por ejemplo, en Almagro estaba la Comandancia General de La Mancha y en Manzanares la Administración Principal de Correos y, al menos durante el Trienio Liberal (1820-1823), nuestra localidad también fue sede de la Intendencia Provincial de Policía[2]

Adicionalmente, había precedentes cercanos en el tiempo en los que otras poblaciones habían sido temporalmente la capital. Almagro fue capital de la intendencia de La Mancha entre 1750 y 1761, porque en ese periodo un almagreño, el conde de Valdeparaíso, fue ministro de Hacienda y en un claro caso de nepotismo ordenó cambiar la capital a su localidad de nacimiento. Más cercano en el tiempo, durante la guerra de la Independencia, concretamente entre 1810 y 1812, los franceses administraron La Mancha desde Manzanares, donde residían todas las autoridades. 

LA DIVISIÓN PROVINCIAL DEL TRIENO LIBERAL (1820-1823)

La primera vez que tenemos noticias de que Manzanares solicitase ser capital provincial fue durante el Trienio Liberal, cuando se estaba debatiendo un proyecto de división provincial acorde al mandato de la Constitución de Cádiz vigente durante este periodo. En concreto, en enero de 1821 las Cortes recibieron una petición para que Manzanares fuese designada como capital[3]. No tenemos mucha más información sobre este primer intento por parte de Manzanares, pero si sabemos que la petición fue rechazada ya que finalmente la elegida fue la localidad de Ciudad Real, de una provincia que tomaría el nombre de su capital.

En cualquier caso, la división territorial que aprobaron las Cortes apenas duró algo más de un año porque cuando Fernando VII recuperó sus poderes absolutos en 1823, gracias a la intervención militar francesa de los Cien Mil Hijos de San Luis, entre las primeras medidas tomadas por el monarca estuvieron la derogación de la Constitución y la anulación de todas las disposiciones aprobadas por las Cortes durante el Trienio Liberal. Esto provocó la desaparición de la recientemente creada provincia de Ciudad Real y la vuelta al sistema de intendencias.

LA DIVISIÓN PROVINCIAL DE JAVIER DE BURGOS (1833)

Una vez fallecido Fernando VII, los gobiernos liberales de Isabel II realizaron importantes reformas en todos los ámbitos. En noviembre de 1833, apenas dos meses después de la muerte de Fernando VII, el nuevo ministro de Fomento Javier de Burgos aprobó una nueva división territorial en la que la intendencia de La Mancha se convirtió de nuevo en la provincia de Ciudad Real, con capital en la localidad de Ciudad Real. Esta división provincial de 1833, con algunos pequeños reajustes territoriales posteriores, es la que se ha mantenido hasta la actualidad.

División provincial de 1833

La rapidez y profundidad de esta reforma provocó multitud de reclamaciones en los años posteriores sobre límites provinciales, las capitales designadas o solicitudes de creación de nuevas provincias. En el caso de nuestra provincia, a partir de 1835 y durante todo el año 1836 se publicaron en la prensa nacional numerosas noticias en las que se ponía en cuestión la elección de Ciudad Real y se reclamaba la capitalidad para Almagro o para Manzanares[4]. Incluso se llegó a publicar que parecía inminente el traslado de las autoridades y oficinas de Ciudad Real a una de estas dos localidades, Almagro o Manzanares[5]

Noticia de El Eco del Comercio del 9 de enero de 1836
 reclamando la capitalidad para Manzanares.

También es cierto que muchas de estas noticias que ponían en cuestión la elección de Ciudad Real fueron enviadas por corresponsales de prensa desde Manzanares, con lo que podemos considerar que no serían muy objetivas. Sin embargo, también hemos localizado una noticia con origen en Valdepeñas que reclamaba la capitalidad para nuestra localidad[6] y esto es más llamativo teniendo en cuenta la rivalidad existente entre estas dos poblaciones vecinas.

Para interpretar correctamente estas noticias es imprescindible conocer la situación política de la época. Estas noticias coinciden con los momentos más cruentos de la Primera Guerra Carlista en la zona de La Mancha. Entre 1835 y 1836 las guerrillas carlistas tuvieron mucha presencia en nuestra provincia, llegando atacar y penetrar en Ciudad Real capital e incluso consiguieron mantenerla bloqueada durante días. Es creíble que en estas circunstancias se pensará en trasladar el gobierno provincial a una zona más segura. De hecho, la zona este de la provincia, donde se encuentra Manzanares, era ideológicamente la más afín al liberalismo. Esto propiciaba que en esta zona las guerrillas carlistas tuvieran mucho menos apoyo y presencia. Además, en un periodo de conflicto bélico como fue éste, Manzanares contaba con la ventaja de estar en el Camino Real de Andalucía, lo que facilitaba las comunicaciones con Madrid y las posibilidades de retirada de las autoridades hacia zonas más seguras al norte en caso de peligro.

Toma de Almadén por los carlistas en octubre de 1836,
uno de sus mayores éxitos durante la Primera Guerra Carlista en la provincia.

El debate sobre la capitalidad no se limitó al ámbito periodístico, sino que saltó también a las instituciones gracias a las propuestas de políticos vinculados a Almagro. El gobernador de esta localidad fue el primero en tomar la iniciativa y en enero de 1836 reclamó en un pleno de la Diputación Provincial que la capital se trasladase a Almagro, petición que fue rechazada [7]

Finalmente, el debate llegó hasta las Cortes en enero de 1837, cuando un diputado elegido por el distrito electoral de Almagro, Juan Jerónimo Ceballos, solicitó formalmente en el pleno del Congreso el traslado de la capital a Almagro. Esta petición fue contestada por el diputado del distrito de Ciudad Real, Joaquín Gómez, que obviamente se opuso, originándose un tenso debate. Ante la imposibilidad de acuerdo se decidió que la Comisión de División del Territorio, tomase la decisión definitiva[8]

Aprovechando que el debate estaba abierto, el Ayuntamiento de Manzanares envió una propuesta a las Cortes el 17 de febrero de 1837 solicitando que la capital no estuviese ni en Almagro ni en Ciudad Real, sino en Manzanares[9]. Al mes siguiente, el 10 de marzo, las Cortes recibieron un segundo escrito del ayuntamiento manzanareño exponiendo las razones e inconvenientes por los que ambas localidades no debían elegidas como capital[10].

La Comisión de División del Territorio analizó en el mes de abril de 1837 las peticiones de las tres localidades (Ciudad Real, Almagro y Manzanares), decantándose finalmente por mantener la capital en Ciudad Real. En esta ocasión, las candidatas que más opciones reales tuvieron de ser designadas como capital fueron Almagro y Ciudad Real, ya que la petición de Manzanares llegó con más de un mes de retraso, lo que permitió que la mayoría de las instituciones y ayuntamientos de la provincia se hubieran decantado previamente por apoyar a una de estas dos localidades[11].

Es muy interesante analizar los argumentos que utilizaban las tres localidades en el debate sobre la capitalidad. Curiosamente, las tres poblaciones esgrimían su situación geográfica como una ventaja sobre las otras candidatas. Ciudad Real y Almagro afirmaban estar en el centro de la provincia. Por el contrario, Manzanares también esgrimía como ventaja su situación geográfica, pero por estar situada en el Camino Real que conectaba Madrid con Andalucía, lo que le proporcionaba mejores comunicaciones.

Mapa de la provincia de Ciudad Real en 1850. Resaltado con círculo rojo las tres poblaciones candidatas a ser capital provincial

La guerra carlista era otro argumento utilizado por las poblaciones candidatas. Manzanares afirmaba que era la población más liberal de la provincia y argumentaba que contaba con una Guardia Nacional, formada por vecinos voluntarios, muy numerosa que hacía, palabras textuales, “imposible cualquier tentativa de los facciosos contra las autoridades”[12]. Es cierto que éste era uno de los puntos fuertes de nuestra localidad para aspirar a conseguir la capitalidad ya que durante todo el siglo XIX Manzanares fue uno de los principales bastiones del liberalismo en una provincia con fuerte implantación del carlismo. Por último, en contraposición a esta ventajosa característica de nuestra localidad, desde Manzanares se acusaba a Ciudad Real de ser un nido de carlistas.

Ante esta acusación, Ciudad Real se defendía con un débil argumento, afirmando que era mejor tener la capital cerca de los carlistas para poder vigilarles más de cerca. También reivindicaban que la muralla medieval que rodeaba Ciudad Real era una ventaja para defenderse de los carlistas, en contraposición con Almagro que tenía cuatro barrios fuera de la zona amurallada. En el caso de Ciudad Real, todo el núcleo urbano se hallaba protegido por una imponente muralla cuyo trazado se correspondía con las rondas que en la actualidad rodean el centro de Ciudad Real. Tenía una extensión de nada menos que 4.600 metros, contaba con 130 torreones y 8 puertas, algunas tan impresionantes como la aún conservada puerta de Toledo.

Puerta de Toledo y murallas de Ciudad Real (1936)

Almagro usaba el argumento de su mayor riqueza. En cuanto a la industria, revindicaban la importancia de su fábrica de blondas (encaje de bolillos hecho con hilo de seda que se utilizaba para cuellos, puños o mantillas) que en 1827 daba trabajo a 2.000 operarias. También afirmaban que era el principal centro comercial de la provincia ya que se celebraban dos ferias al año en las que fabricantes catalanes depositaban géneros que luego se distribuían desde Almagro por toda la provincia. Este argumento sobre la pujanza económica de la localidad parece que estaba justificado ya que en 1840 Almagro era la población que más impuestos pagaba de la provincia, ocupando Ciudad Real el segundo lugar[13].

Almagro también alegaba que contaba con los mejores edificios, como la sede de la Orden de Calatrava o el edificio de los Jesuitas, que permitirían acoger a las oficinas provinciales y cuarteles. Ciudad Real, por contra, argumentaba sorprendentemente que su plaza era más cuadrada y de hermosa construcción que la plaza deforme, son palabras textuales, de Almagro. En este caso, el paso del tiempo ha inclinado la balanza definitivamente en favor de Almagro, que cuenta con la plaza más bella y mejor conservada de la provincia.

Plaza de Almagro en la actualidad (2021)

EL PROYECTO DE REFORMA PROVINCIAL DE FERMÍN CABALLERO (1842)

Manzanares tuvo una tercera oportunidad de convertirse en capital provincial y en esta ocasión estuvo muy cerca de lograr su objetivo. Esta nueva oportunidad se originó en el ámbito de un nuevo plan de reforma del sistema provincial. La iniciativa partió del ministro de Gobernación Facundo Infante en agosto de 1841, cuando solicitó la elaboración de una reforma a la Comisión de División del Territorio, la misma que había resulto la disputa de 1837 que ya hemos comentado entre Manzanares, Almagro y Ciudad Real[14]. Esta Comisión había tenido que responder unas 1.200 reclamaciones presentadas entre 1834 y 1841 por límites entre provincias, solicitud de creación de nuevas provincias o cambios de capitalidad. Con todo este bagaje era el organismo idóneo para proponer una nueva reforma territorial. Este nuevo proyecto de división provincial fue liderado por el geógrafo, político y escritor conquense Fermín Caballero, relevante miembro de la Comisión de División del Territorio.

Fermín Caballero debía tener una especial predilección por Manzanares ya que nuestra localidad fue cabecera de un partido judicial en 1834 gracias a su decisión personal. Incluso dentro del distrito de Manzanares se incluyó a Daimiel que tenía más población que nuestra localidad y que por este motivo podía tener más opciones para ser cabecera del partido judicial. No sólo esto, sino que en su proyecto de división provincial Fermín Caballero adjudicó a Manzanares la capitalidad de la provincia que pasaría a llamarse Mancha. Esto es más llamativo teniendo en cuenta que fue el único cambio que propuso Fermín Caballero para las capitales. Desafortunadamente, no se han conservado las argumentaciones de Fermín Caballero para proponer a nuestra localidad.

Proyecto de división provincial de Fermín Caballero (1842)

En la apertura de la legislatura en el Congreso en diciembre de 1841 el regente Espartero defendió que "el buen orden de la administración exige una división territorial que enmiende los defectos que la experiencia ha hecho conocer en la que hoy rige; con este fin se os presentará un proyecto de ley que reclama el bien público"[15]. Con este apoyo por parte de Espartero parecía inevitable la aprobación de la reforma y, por tanto, muy cercana la posibilidad de Manzanares de convertirse en capital. 

El proyecto de Fermín Caballero fue entregado al ministro de Fomento en 1842, pero el gobierno cayó a los pocos meses en junio de ese mismo año, por lo que no tuvo tiempo de cumplir con el compromiso expresado por Espartero de llevar a cabo una nueva división provincial durante esa legislatura. Este cambio ministerial frustró las opciones de Manzanares cuando más cerca estuvo de su objetivo. Sin embargo, la caída del progresista Espartero en 1843 no supuso el fin definitivo del proyecto de Fermín Caballero. 

Los siguientes gobiernos moderados no abandonaron la idea de llevar a cabo la reforma del sistema provincial. En 1844 una nota interna del consejo de ministros aludió a la necesidad de retomar la reforma provincial. En 1847 el ministro de Gobernación Antonio Benavides remitió el proyecto de Fermín Caballero al Consejo Real sin que éste llegase a tomar una decisión al respecto. 

Con la vuelta al poder de los progresistas en 1854, se retomaron los proyectos de reforma. En 1856 el ministro de Gracia y Justicia, José Arias Uría, encargó de nuevo a Fermín Caballero la redacción de un proyecto de ley de división territorial. En ese mismo año, el ministro de Gobernación, Patricio de la Escosura, anunció la creación de una comisión presidida por Fermín Caballero y Práxedes Mateo Sagasta para la redacción de un nuevo proyecto de organización territorial. Una vez más la comisión no pudo terminar sus trabajos por la disolución del parlamento en septiembre. 

En definitiva, los continuos cambios del ejecutivo típicos del siglo XIX, con gobiernos que duraban pocos meses o incluso semanas, impidieron la aprobación definitiva de un proyecto, como el de Fermín Caballero, que necesitaba forjar amplios consensos para llevarse a cabo.

Llegados a este punto sólo nos queda especular con lo que hubiera supuesto para Manzanares si en alguna de estas ocasiones se hubiese aprobado el proyecto de Fermín Caballero con nuestra localidad como capital provincial. Podemos hacernos una idea de que habría pasado en Manzanares si analizamos la evolución que ha tenido la localidad de Ciudad Real en estos casi dos últimos siglos en los que ha ostentando la capitalidad. A modo de ejemplo, recordemos que Ciudad Real tenía a principios del siglo XIX prácticamente el mismo número de habitantes e importancia que Manzanares y que en la actualidad casi cuadriplica la población de nuestra localidad.

Miguel Ángel Maeso Buenasmañanas, abril de 2021



[1] Los datos de población se han obtenido del Boletín Extraordinario de Ciudad Real del 2 de noviembre de 1835 en el que se publican el número de habitantes de cada localidad para asignar la cuotas de reclutamiento.

[2] "Revolución liberal y neoabsolutismo en La Mancha (1820-1833. Manuel Adame, el Locho", Juan Díaz-Pintado Pardilla, Diputación Provincial de Ciudad Real, 1998, página 275.

[3] "La reforma de la división provincial en la meseta meridional (1800-1850)", Jesús Burgueño Rivero, publicado en Estudios Geográficos, volumen 58, nº 228, 1997.

[4] Las noticias publicadas en la prensa nacional reclamando la capitalidad para Manzanares durante el año 1836 fueron:

La Revista Nacional del 16 de septiembre de 1836.

El Castellano del 20 de septiembre de 1836.

El Eco del Comercio del 20 de septiembre de 1836. 

El Castellano del 21 de noviembre de 1836. 

[5] Las noticias publicadas en la prensa nacional anunciando o solicitando el traslado de las autoridades provinciales a Almagro o Manzanares son:

El Eco Comercio del 6 de octubre de 1836. 

[6] El Castellano del 21 de noviembre de 1836.

[7] "Almagro y Ciudad Real: el pleito sobre la capitalidad", Félix Pillet Capdepon, "1ª semana de historia de Almagro", Diputación Provincial de Ciudad Real, 1987.

[8] Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes del 4 de enero de 1837.

[9] Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes del 17 de febrero de 1837.

[10] Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes del 10 de marzo de 1837.

[11] Almagro y Ciudad Real: el pleito sobre la capitalidad", Félix Pillet Capdepon,  "1ª semana de historia de Almagro", Diputación Provincial de Ciudad Real, 1987.

[12] El Eco del Comercio del 9 de enero de 1836..

[13] Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real de 17 de diciembre de 1840.

[14] Las fuentes utilizadas sobre el proyecto de reforma de Fermín Caballero de 1842 son:

"La reforma de la división provincial en la meseta meridional (1800-1850)", Jesús Burgueño Rivero, Estudios Geográficos, volumen 58, nº 228, 1997

"Fermín Caballero y el proyecto de división provincial de 1842", Jesús Burgueño Rivero, Boletín de la Real Academia de la Historia, Tomo 192, Cuaderno 1, 1995, págs. 119-142.

[15] Diario de Sesiones del Congreso del 26 de diciembre de 1841.




sábado, 24 de abril de 2021

PRESENTACIÓN DEL SEXTO NÚMERO DE LA REVISTA "RAÍZ Y RAMA" EL 14 DE MAYO EN LA BIBLIOTECA MUNICIPAL DE MANZANARES

El viernes 14 de mayo se presentará en la Biblioteca Municipal de Manzanares el sexto número de la revista Raíz y Rama dirigida por la escritora, poeta y filóloga manchega Isabel Villalta. Durante la presentación, los diferentes autores que colaboran en la revista harán un breve resumen de sus artículos.

La revista presenta dos colecciones que se alternan semestralmente: una compuesta por artículos de diferentes materias del conocimiento (arte, medicina, agricultura, etimología, música, historia…), subtitulada Vereda de los Hombres, y otra de carácter literario, Noches Estivales.

El presente número pertenece a la primera colección. Contiene excelentes artículos de diversos autores, así como un catálogo de bellas ilustraciones de un artista plástico. Como en números anteriores, los textos refuerzan su interés con fotografías relacionadas con los temas, lo que hace la obra aún más atractiva y amena. La revista cuenta con un cuidada edición en formato libro con solapas. 

En todos los números de la revista se aprovecha para hacer un homenaje a personas o colectivos destacados. En esta ocasión la revista homenajea a los docentes por el esfuerzo redoblado que están haciendo, junto alumnos y padres, para impartir los dos últimos cursos en una complicada y excepcional situación de pandemia.


miércoles, 10 de febrero de 2021

EL MANIFIESTO DE MANZANARES (1854)

Quinto programa de "Apuntes de Historia", de Manzanares10Tv, dedicado al Manifiesto de Manzanares, redactado en nuestra localidad en 1854 por Antonio Cánovas del Castillo y firmado por el general Leopoldo O'Donnell.


Introducción

El Manifiesto fue la proclama de un militar golpista, el general O’Donnell, que en junio 1854 se había rebelado contra el gobierno del Partido Moderado. De hecho, el Manifiesto fue esencial para el triunfo de los sublevados, ya que posibilitó que una sublevación militar abocada al fracaso se convirtiese en una triunfante revolución popular que consiguió finalmente derribar al gobierno. 


General Leopoldo O'Donnell


Este hecho histórico forma parte de un largo ciclo de pronunciamientos, revoluciones y guerras civiles que asolaron España durante buena parte del siglo XIX. Durante este periodo se produjo la transición desde el antiguo régimen al estado liberal y en este complicado proceso se enfrentaron concepciones ideológicas totalmente contrapuestas. En un primer momento los defensores del absolutismo se opusieron a los liberales. En el campo liberal también había profundas disensiones entre moderados y progresistas. Conforme avanzó el siglo la situación se complicó aún más con nuevas corrientes ideológicas como los demócratas y los republicanos.

El sistema político e institucional del incipiente estado liberal no consiguió soportar estas enormes presiones internas y externas. Los continuos cambios constitucionales, la falta de confianza en las instituciones y el corrupto sistema electoral contribuyeron a enconar los problemas. Quizá uno de los factores que más favorecieron la inestabilidad política era la forma de elección del gobierno. El rey era el que designaba al presidente del consejo de ministros y una vez que éste formaba el nuevo gobierno, se celebraban elecciones en las que, gracias a prácticas corruptas, el partido gubernamental se aseguraba una cómoda mayoría en el parlamento. En este sistema, el rey tenía una función fundamental ya que, si se decantaba por alguno de los partidos de forma descarada, impedía el acceso al gobierno del resto de formaciones políticas. Y esto es precisamente lo que sucedió durante el reinado de Isabel II. La reina favoreció sistemáticamente al Partido Moderado frente al Partido Progresista. De hecho, en 1854, cuando ocurrió el pronunciamiento de O’Donnell, el Partido Moderado llevaba ya una década en el poder. Esto es más llamativo en una época en la que los gobiernos duraban pocos meses, incluso semanas. Isabel II llevaba diez años eligiendo una y otra vez presidentes del Partido Moderado. Prácticamente, la única opción que tenían el resto de formaciones políticas para acceder al poder era recurrir a algún militar de prestigio, para que mediante un pronunciamiento o golpe de estado derribase al gobierno y forzase a la reina a designar a un presidente de otro partido.

El pronunciamiento de O'Donnell de 28 de junio de 1854

En el verano de 1854 el gobierno del Partido Moderado estaba en sus horas más bajas. El intento de reforma constitucional de 1852 del presidente Bravo Murillo, en el que se pretendía restringir las libertades individuales y fortalecer el poder de la corona en detrimento del parlamento, había provocado fuertes fricciones internas entre los moderados. Los escandalosos casos de corrupción en relación a las concesiones ferroviarias, en los que estaba implicada Maria Cristina, la madre de la reina, habían terminado por romper el partido. A pesar de disfrutar de una clara mayoría en el parlamento, el gobierno no consiguió que las cortes aprobasen una nueva ley que debía ratificar estas polémicas concesiones ferroviarias.

María Cristina de Borbón-Dos Sicilias.
Madre de la reina Isabel II

Tras su derrota en el parlamento, el gobierno suspendió las cortes el 9 de diciembre de 1853 y aprobó por decreto el nuevo presupuesto. No contento con esta deriva autoritaria, el gobierno destituyó y desterró a importantes militares que habían mostrado su descontento u oposición. Los hermanos Gutiérrez de la Concha fueron destinadas a Canarias y Mahón. O'Donnell, Ros de Olano y Mesina se ocultaban en Madrid para evitar su deportación. El general Serrano fue desterrado a Jaén.

En esta situación de completo desprestigio, se empezaron a organizar conspiraciones contra el gobierno entre progresistas e incluso entre importantes facciones de los moderados. Los acontecimientos se desencadenaron el 28 de junio de 1854. El general Dulce, uno de los militares implicados en la trama, reunió a varios regimientos de caballería en las afueras de Madrid con el pretexto de realizar unas maniobras militares. En ese momento el general O’Donnell hizo acto de presencia, tomó el mando y desveló su intención de derrocar al gobierno. 

El resto de las tropas de guarnición en Madrid se mantuvieron fieles al gobierno por lo que O’Donnell intentó tomar la capital por la fuerza el día 30 de junio. Se produjo una batalla en Vicálvaro, en las afueras de Madrid, que acabó sin un claro vencedor. Después de la batalla, las tropas gubernamentales se retiraron a Madrid y los sublevados marcharon a Aranjuez.

Batalla de Vicálvaro.

En los días siguientes la situación de O’Donnell empeoró notablemente. Mientras las fuerzas gubernamentales recibieron refuerzos procedentes de Valladolid y Burgos, los rebeldes no consiguieron que más unidades del ejército se sumasen al pronunciamiento. El día 4 de julio O’Donnell, consciente de que estaba en una situación militar muy precaria, decidió retirarse hacia el sur de España para ganar tiempo. El día 5 las tropas de O’Donnell llegaron a Puerto Lápice, el 6 pernoctaron en Villarrubia de los Ojos y, finalmente, el día 7 alcanzaron Manzanares, seguidas muy de cerca, apenas a un día de distancia, por las tropas gubernamentales.

El Manifiesto

La situación de O'Donnell a su llegada a Manzanares era crítica. Habían pasado nueve días desde el pronunciamiento, los sublevados estaban en retirada, no habían conseguido más apoyos de otras unidades militares, ni tampoco habían sumado apoyos de los partidos de la oposición. Aunque había un gran hartazgo entre los progresistas con el gobierno del Partido Moderado, no se sumaron al golpe de estado porque desconfiaban de O’Donnell. Este general había estado vinculado en el pasado al Partido Moderado, lo que provocaba que los progresistas vieran este pronunciamiento como una disputa interna de los moderados. 

O'Donnell tenía que tomar una decisión en Manzanares. Si aceptaba el fracaso del golpe y optaba por exiliarse, podía desde Manzanares retirarse con sus tropas hacia el oeste, en dirección a Portugal. Sin embargo, la llegada de dos importantes personajes alteró el rumbo de los acontecimientos. El día anterior se había unido a los sublevados en Villarrubia de los Ojos el secretario personal de O'Donnell, Antonio Cánovas del Castillo. El general Serrano llegó directamente a Manzanares, procedente de Jaén donde estaba desterrado y acompañado por tan sólo cuatro criados.

Antonio Cánovas del Castillo (1869).

Estos tres personajes (O’Donnell, Serrano y Cánovas) llegaron a la conclusión de que la única opción que les quedaba para que el pronunciamiento triunfase era sumar a la sublevación a los progresistas y éste fue el principal motivo que les llevó a redactar el Manifiesto de Manzanares. El Manifiesto era un texto breve, incluso ambiguo, pero tenía la virtud de mencionar las reivindicaciones históricas del Partido Progresista y con esto esperaban sumar a los progresistas al golpe.


Manifiesto de Manzanares del 7 de julio de 1854.

En el Manifiesto se hablaba, por ejemplo, de mejorar la ley electoral, aunque sin mayor concreción. Las leyes electorales aprobadas por los moderados habían reducido mucho el derecho al voto. De hecho, sólo podía votar hombres mayores de 25 años que tributasen más de 400 reales en concepto de la contribución directa. Esta disposición limitaba el número de votantes a menos de un 1% de la población. Por el contrario, los progresistas defendían aumentar el número de electores bajando el mínimo de tributación que concedía el derecho al voto. El Partido Demócrata, que era una escisión del Partido Progresista, defendía el sufragio universal pero sólo para los hombres. En aquella época ninguna opción política se planteaba conceder el derecho de sufragio a las mujeres. En estos posicionamientos de los partidos había, además de principios ideológicos, cálculo político. Progresistas y demócratas confiaban en tener más votantes entre las clases medias y populares y esto era para ellos un claro incentivo para demandar la ampliación del censo electoral.

Otro punto que se mencionaba en el Manifiesto era la descentralización de la administración, dando mayor poder a los ayuntamientos. Los gobiernos del Partido Moderado habían aprobado una Ley Municipal que reservaba al gobierno o las autoridades provinciales el nombramiento de los alcaldes. Sin embargo, los progresistas defendían que los alcaldes debían ser elegidos por los vecinos mediante elecciones. 

Quizá el planteamiento más importante del Manifiesto y que más contribuyó a convencer a los progresistas era restaurar la milicia nacional, un cuerpo armado de ciudadanos voluntarios que debía tener el propósito de mantener el orden público y defender el régimen constitucional. Los progresistas consideraban que la milicia nacional era la mejor garantía para que se respetase la voluntad popular y evitar que futuros gobiernos quedasen a merced de la intervención del ejército.

La revolución

Una vez firmado el Manifiesto por O'Donnell, el gran objetivo de los sublevados era conseguir que se difundiese por toda España. Para ello, Cánovas del Castillo se adelantó a las tropas de O'Donnell y marchó hasta Jaén en busca de una imprenta donde poder imprimir copias. Acto seguido, regresó a Madrid escondido en un carro de un comerciante de aceite y, una vez en la capital, hizo circular de forma clandestina el Manifiesto.

El efecto del Manifiesto fue fulminante y partir de su difusión por toda España los hechos se precipitaron. Los progresistas y demócratas se empezaron a rebelar por toda España: el 14 de julio en Barcelona, el 16 en Valencia y el 17 en Madrid. Las masas populares llenaron de barricadas las calles de Madrid; hubo combates con las tropas que aún defendían al gobierno; asaltaron la casa del presidente del gobierno y el palacio de María Cristina y liberaron a presos políticos de las cárceles. En definitiva, una revolución en toda regla.

Asalto de la casa del presidente del gobierno por los revolucionarios.
Grabado publicado en La Ilustración del 7 de agosto de 1854.

Grabado publicado en La Ilustración del 7 de agosto de 1854.

La reina, cercada en el Palacio Real, no tuvo más remedio que ceder ante los sublevados y nombró presidente del gobierno al general Espartero, que era el líder histórico de los progresistas. Esto suponía que por primera vez en diez años el Partido Progresista retornaba al poder. El general O’Donnell también tuvo su recompensa y fue nombrado ministro de la Guerra. El 28 de julio el general Espartero hacía su entrada triunfal en Madrid, aclamado por la multitud, dando comienzo al periodo conocido como el Bienio Progresista (1854-1856).

Baldomero Espartero (1865)

La estancia de O'Donnell en Manzanares

Una vez explicados los principales hechos de política nacional relacionados con el Manifiesto nos detendremos en narrar lo sucedido en Manzanares, durante la estancia del general O'Donnell. Los sublevados apenas estuvieron en Manzanares dos días. Llegaron el 7 de julio, que fue el mismo día en el que se firmó el Manifiesto, y partieron de la localidad en la mañana del día 9 en dirección a Santa Cruz de Mudela, perseguidos de cerca por las tropas gubernamentales.

En la prensa de la época apenas hay detalles concretos sobre lo sucedido en esos dos días en Manzanares y, además, la imagen que nos transmiten las noticias publicadas varía mucho dependiendo de la afinidad política del medio de comunicación. En la prensa gubernamental se acusaba a los sublevados de que, a punta de bayoneta, se habían llevado del Ayuntamiento la recaudación del impuesto de la contribución del primer trimestre y que, además, habían exigido a los vecinos más acaudalados un pago adicional de 40.000 reales. En la prensa afín a los sublevados se publicó que en Manzanares hubo una gran celebración la noche del día 8 de julio, amenizada por una orquesta militar, con la participación entusiasta de los vecinos y los soldados, que gritaron vivas a la Constitución, a la libertad y a los generales O’Donnell y Serrano. 

Curiosamente, la mejor fuente de información sobre lo acontecido esos días es un reportaje de una revista de Jaén, de nombre Don Lope de Sosa, publicada en 1914, sesenta años después de sucedidos los hechos. Según esta revista, el general O’Donnell fue recibido en nuestra localidad por Francisco González-Elipe Camacho. Este ilustre manzanareño tuvo una activa vida política. Fue diputado en cinco ocasiones y nombrado senador vitalicio en 1865. Además de político, fue jurista y escritor, siendo autor de numerosas comedias y dramas. 

Francisco González-Elipe Camacho.
Foto obtenida del libro "El Manifiesto de Manzanares" de José Antonio García-Noblejas.

Según cuenta la revista, Cánovas se alojó en la casa del alcalde en funciones, Pablo González-Calero Ruiz-Escribano, situada en la esquina de la calle Empedrada con la calle Manifiesto. Sería precisamente en esta casa donde Cánovas redactó el Manifiesto.

Foto originalmente publicada en la revista Don Lope de Sosa, en el nº24 de octubre de 1914.

Por último, también se relata en la revista que el Manifiesto fue firmado por O’Donnell en la casa, ya desaparecida, de Francisco González-Elipe donde estaba alojado, ubicada en la esquina de la calle Iglesia con Empedrada.

Foto originalmente publicada en la revista Don Lope de Sosa, en el nº24 de octubre de 1914.

Que el general O'Donnell eligiese Manzanares para hacer una parada no fue, probablemente, fruto de la casualidad. En primer lugar, en nuestra localidad contó con el apoyo de las autoridades municipales espoleadas por la influencia de Antonio González-Elipe, que posiblemente conocería al propio O'Donnell gracias a su prolongada carrera política en Madrid dentro del Partido Moderado. En segundo lugar, nuestra localidad se había caracterizado en el pasado reciente por ser un bastión del liberalismo en la provincia de Ciudad Real. Tanto durante el Trienio Liberal (1820-1823) como durante la Primera Guerra Carlista (1833-1840), Manzanares había sido un contrapeso en la provincia frente a absolutistas y carlistas. Estos condicionantes pudieron favorecer que O'Donnell eligiese Manzanares, esperando recibir una acogida más entusiasta que la que había obtenido en los días previos en otras poblaciones desde su salida de Aranjuez el día 4 de julio.

La fuente del Manifiesto de Manzanares

En el mes de agosto de 1854, en el seno de la prensa madrileña surgió una iniciativa para construir un monumento conmemorativo del Manifiesto en Manzanares. El Ayuntamiento de Manzanares se sumó a esta iniciativa y a finales de agosto envió a Madrid una comisión con el objetivo de recaudar fondos para erigir el monumento. Dicha comisión estaba compuesta por José Carrión Vega, Francisco Sánchez Cantalejo y José Antonio Merino. 

Los comisionados, acompañados por relevantes periodistas propulsores del proyecto, fueron recibidos por el ministro de Fomento. En presencia del ministro se propuso la construcción de un monumento que fuera de utilidad para los manzanareños, en concreto una fuente que debía ubicarse en la plaza mayor. Los comisionados indicaron que se podía traer el agua hasta la fuente de un paraje que distaba una legua y media de la localidad. Estimaban que para hacer esta obra se necesitaría un presupuesto de unos 20.000 duros. Posteriormente, la comisión fue recibida por Espartero y O’Donnell y se decidió abrir una suscripción nacional para recaudar fondos para el proyecto. Tanto O’Donnell como Espartero apoyaron el proyecto y aportaron cada uno de ellos 1.000 reales.

Aunque es cierto que en Manzanares hubo una fuente del Manifiesto, primero en el parterre del kiosco de la música, frente a la fábrica de harinas, y después en la plaza del Gran Teatro hasta finales de los años 70 del siglo XX, no sabemos si en realidad fue construida con los fondos recaudados por esta iniciativa de la prensa madrileña. La fuente que finalmente se construyó era muy sencilla, alejada del proyecto inicial que parecía más ambicioso. Es posible que la recaudación de fondos no fuera suficiente para abordar el proyecto y el Ayuntamiento decidiese construir por su cuenta un monumento mucho más modesto.

En primer plano la fuente del Manifiesto en la plaza del Gran Teatro.

Conclusión

Retomando el relato de la política nacional, las primeras medidas del gobierno de Espartero fueron muy ambiciosas. Se convocaron unas cortes constituyentes, que debían aprobar una nueva Constitución que recogiera las demandas de los revolucionarios reflejadas en el Manifiesto. Sin embargo, el gobierno de Espartero duró sólo dos años y además fue un periodo de gran inestabilidad social y económica que acabó truncando muchas de las iniciativas gubernamentales. Finalmente, no se llegó ni siquiera a aprobar la nueva Constitución ya que en 1856, una vez que se había cerrado su redacción y antes de que fuese aprobada, Espartero fue derrocado por O’Donnell. Esto demuestra que O'Donnell había tenido que recurrir a los progresistas para evitar el fracaso del golpe, pero que ideológicamente estaba muy alejado de sus posiciones. Los nuevos gobiernos a partir de 1856 fueron sustentados por la Unión Liberal, nuevo partido surgido de la fusión entre las corrientes más centristas de moderados y progresistas. 

Podemos concluir que, aunque el Manifiesto sí que consiguió derribar al gobierno, el fracaso de la presidencia de Espartero imposibilitó que el programa político del Manifiesto pudiera llevarse completamente a la práctica. Sin embargo, la influencia del Manifiesto perduró entre los progresistas españoles durante buena parte del siglo XIX. No es raro encontrar periódicos que 15 o 20 años después reivindicaban la recuperación de los ideales recogidos en el Manifiesto de Manzanares.

Miguel Ángel Maeso Buenasmañanas, febrero de 2021.


Fuentes y bibliografía específica sobre los acontecimientos sucedidos en Manzanares

-  Noticias sobre la estancia en Manzanares de O'Donnell:

El Católico del 11 de julio de 1854 (prensa gubernamental).

El Genio de la Libertad del 17 de julio de 1854 (prensa afín a los sublevados).

Don Lope de Sosa, nº24 de octubre de 1914.

-  Noticias sobre la fuente del Manifiesto:

La Época del 18 de agosto de 1854 (propuesta para poner una placa conmemorativa).

La Iberia del 31 de agosto de 1854 (llegada de la comisión de Manzanares a Madrid).

La Época del 4 de septiembre de 1854 (propuesta de construcción de una fuente). 

La Época del  5 de septiembre de 1854 (recepción por parte del ministro de Fomento).

La Nación del 7 de septiembre de 1854 (recepción por Espartero y O'Donnell y decisión de abrir una suscripción popular para financiar el proyecto). 

La Nación del 9 de septiembre de 1854 (aportación de 1.000 reales por parte de Espartero y O'Donnell) 

 - Otras fuentes:

"El Manifiesto de Manzanares. Entre el pronunciamiento de Vicálvaro y la revolución de Julio", José Antonio García-Noblejas, Ayuntamiento de Manzanares, 1963.

 

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sábado, 6 de febrero de 2021

DOCUMENTAL "MANZANARES: MONUMENTOS, ARQUITECTURA Y CALLES"

En esta entrada del blog recuperamos el documental "Manzanares: Monumentos, Arquitectura y Calles", producido en el año 2004 por Manzanares Televisión Municipal (MTM), con texto y locución de Juan José Díaz Portales. En el documental se muestran los principales edificios de Manzanares, tanto históricos como el castillo, las iglesias o ermitas y otros de más reciente construcción como la biblioteca municipal o el pabellón ferial. 

Desde la grabación del documental hasta la actualidad se han producido algunos importantes cambios urbanísticos. Por ejemplo, se puede ver en el documental como la Plaza de la Constitución todavía contaba con la zona ajardinada y la fuente en su centro. En el caso del castillo se puede observar como sólo se había recuperado una parte del edificio. Las calles del casco antiguo todavía conservaban las aceras elevadas sobre la calzada.



Incluimos a continuación enlaces a fragmentos del documental correspondientes a diferentes edificios y monumentos:

- Castillo.

- Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.​

- Convento Franciscanas Descalzas.

- Iglesia de Altagracia.

- Ermita de la Veracruz.

- Ermita de San Antón.

- Ermita de la Paz.

- Ermita de San Blas.

- Iglesia de la Divina Pastora.

- Ermita Virgen del Carmen.

- Ermita del Cristo.

- Ermita de la Magdalena o San Isidro.

- Plaza de la Constitución.

- Ayuntamiento.

- Casco Antiguo.

- Plaza de Toros.

- Parador de Turismo.

- Corral de Comedias del Hotel El Cruce.

- Fábrica de harinas.

- Bodegas.

- Polígono.

- Plaza Gran Teatro.

- Biblioteca Municipal.

- Otros construcciones modernas.



sábado, 9 de enero de 2021

FOTOGRAFÍAS ANTIGUAS MANZANARES: Calle Toledo

En esta entrada del blog vamos a hacer un recorrido fotográfico por la calle Toledo. Viajaremos a través del tiempo mostrando viejas fotografías que nos van a permitir conocer la evolución urbanística de esta calle a lo largo de los años. 

Este viaje no hubiera sido posible sin el magnífico trabajo de recopilación fotográfico realizado en el grupo de Facebook "Fotos antiguas de Manzanares", administrado por Pedro Villaroel González-Elipe.

La primera foto nos muestra un edificio ya desaparecido al inicio de la calle, en la esquina con Morago y Reyes Católicos. Actualmente, en esta misma ubicación, hay una oficina bancaria.

Esquina Toledo con Morago y Reyes Católicos.
Foto obtenida del grupo de Facebook "Fotos antiguas de Manzanares". 


A continuación, entre Reyes Católicos y Miguel de Cervantes, se situaba la sastrería de Clemente. Este edificio fue reemplazado en los años 70 por una torre de pisos, de cuyo proceso de construcción conservamos también una fotografía.

Sastrería de Clemente, entre Morago y Miguel de Cervantes.
Foto proporcionada por Ofelia Clemente.

Construcción de un bloque de pisos en la antigua sastrería de Clemente.
Foto proporcionada por Ofelia Clemente.

También en la esquina de Miguel de Cervantes con Toledo, pero en la acera contraria, llegamos a un edificio que a lo largo de su existencia tuvo usos muy diferentes. A principios del siglo XX fue un casino llamado inicialmente Colonial y a partir de 1920 recibió el nombre de La Unión. Durante la Segunda República fue sede del partido político Renovación Española. Iniciada la Guerra Civil, fue requisado y utilizado como cuartel. Terminado el conflicto bélico, fue sede del Auxilio Social. En 1971 fue donado a los padres Paules, que lo utilizaron como seminario misionero. Tras el cierre del seminario, fue vendido, derribado y se construyó en el solar un bloque de pisos. 

Seminario misionero de los Paules, en la esquina de Toledo con Miguel de Cervantes.
Foto obtenida del grupo de Facebook "Fotos antiguas de Manzanares".

Patio interior del seminario de los Paules.
Foto obtenida del grupo de Facebook "Fotos antiguas de Manzanares".

Puerta de la iglesia de los Paules, a la espalda del edificio, en la calle Lope de Vega.
Foto obtenida del grupo de Facebook "Fotos antiguas de Manzanares".


Esta zona inicial de la calle, que es más ancha, se llamó en tiempos pasados plazuela de Toledo y sirvió durante unos años de parada de autobuses, o como se decía en la época de parada de las pavas.

Parada de las pavas.
Foto de Francisco Torres Lafont. Proporcionada por Antonio Bermúdez García-Moreno.


Justo en la acera de enfrente encontramos un negocio casi centenario que aún hoy día sigue abierto, la papelería Rodríguez. En la primera fotografía, la casa de la derecha se correspondería con el actual bar Colón y a la izquierda está la papelería Rodríguez.

Foto de Francisco Torres Lafont.
Foto obtenida del grupo de Facebook "Fotos antiguas de Manzanares".
 


En esta segunda fotografía, en la que el plano es más abierto, se puede ver en la acera izquierda el edificio que en la actualidad ocupa el Banco Santander.

Foto obtenida del grupo de Facebook "Fotos antiguas de Manzanares". 


Siguiendo la calle por la acera de los números pares encontramos otro negocio emblemático de Manzanares, la pastelería del Buen Gusto, que ha estado abierto hasta fechas muy recientes. No podremos olvidar sus tartas de almendras o de yema y su pan y chocolate.

Pastelería del Buen Gusto.
Foto obtenida del grupo de Facebook "Fotos antiguas de Manzanares". 


Un poco más adelante, la antigua sucursal del Banco Español de Crédito.

En el centro de la foto, la antigua sucursal del Banco Español de Crédito.
Foto proporcionada por Sagrario Álvarez Pedrero.

Antigua sucursal del Banco Español de Crédito en un día de nevada del año 1956.
Foto de Manuel Gigante Chaparro. Proporcionada por Antonio Bermúdez García-Moreno.


A pocos metros de distancia, en la esquina de la calle Toledo con la Padres Capuchinos, estuvo ubicada durante muchos años la librería Díaz-Pinés.

Librería Díaz-Pinés.
Foto obtenida del grupo de Facebook "Fotos antiguas de Manzanares".


La plaza del Gran Teatro será objeto de una entrada específica, por lo que cambiamos de acera para ver en la siguiente fotografía la construcción del bloque de pisos ubicado en la esquina con la calle Virgen de la Paz.    

En el centro de la foto, edificio en construcción en la esquina de la calle Toledo con Virgen de la Paz.
Foto obtenida del grupo de Facebook "Fotos antiguas de Manzanares".


Justo a la espalda desde donde se tomó la anterior fotografía, podemos ver la esquina de la calle Toledo con la calle Libertad.

Esquina calle Toledo con Libertad.
Foto obtenida del grupo de Facebook "Fotos antiguas de Manzanares".


La próxima foto es más reciente, de finales de los ochenta o principios de los noventa. En el local en el que actualmente hay una oficina de La Caixa estuvo ubicada una galería comercial, el Multi Centro.

Multi Centro
Foto obtenida del grupo de Facebook "Fotos antiguas de Manzanares". 

Unos metros más adelante, llegamos a la esquina de la calle Toledo con Pérez Galdós y el Paseo de la Estación.

Esquina calle Toledo con paseo de la Estación.
Foto obtenida del grupo de Facebook "Fotos antiguas de Manzanares"


Nuestro recorrido finaliza en la Vereda, conocida por este nombre por coincidir su trayecto con la cañada Real Soriana. Esta zona fue urbanizada a partir de 1910, llamándose inicialmente calle Nueva Toledo.

La Vereda.


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miércoles, 6 de enero de 2021

VÍDEO: AVANCE SOBRE LA CONFERENCIA "El LUGAR DE MANZANARES EN EL CAMPO DE CALATRAVA. SU ORIGEN Y DESARROLLO EN LA EDAD MEDIA" DE LAS JORNADAS MEDIEVALES DEL AÑO 2021

En este vídeo Juan de Ávila Gijón hace un breve resumen de su próxima conferencia "El Lugar de Manzanares en el Campo de Calatrava. Su origen y desarrollo en la Edad Media". Esta conferencia formará parte de los actos culturales de las Jornadas Medievales de Manzanares del año 2021. 

Juan de Ávila Guijón adelanta novedosas conclusiones sobre el origen y el nombre de Manzanares, que ponen en entredicho otras teorías hasta ahora ampliamente aceptadas.