Alfonso Pedrero García-Noblejas nació en
Manzanares el 8 de julio de 1872 y fue el octavo de una familia de once
hermanos. Su padre fue Jerónimo Pedrero Labián, conocido maestro de obras de la
localidad, y su madre Mariana García-Noblejas Díaz Alises.
El periodo histórico durante el que ejerció su sacerdocio se caracterizó por una enorme controversia y debate público sobre el papel de la Iglesia en la sociedad. En un extremo ideológico se encontraban los anticlericales, principalmente los partidos republicanos y de izquierdas e incluso buena parte del Partido Liberal, que responsabilizan a la Iglesia de ser una de las causantes del retraso de España respecto a otros países europeos y que querían una total separación del Estado y la religión. En el extremo contrario, el clericalismo abogaba por la intervención de la Iglesia en la política y en la recuperación del papel dominante de la religión de siglos anteriores.
Uno de los momentos de mayor controversia aconteció durante el gobierno del liberal José Canalejas (1910 - 1912), que intentó establecer el control por el Estado de la enseñanza en centros religiosos, la libertad de culto en público para otras confesiones y la limitación del crecimiento de las órdenes religiosas. Otros temas que durante todo este periodo ocasionaron enconados debates fueron el matrimonio civil, el divorcio o la secularización de los cementerios. En Manzanares, también se reprodujeron a escala local estas polémicas, especialmente durante la alcaldía entre 1910 y 1914 del también liberal Antonio Rubio Fernández-Caballero, que mantuvo con el vicario Dimas López Calero un fuerte enfrentamiento por el cierre del cementerio parroquial, por la clausura del colegio de los Maristas, sobre la propiedad de las escuelas de San Juan o por la construcción del Gran Teatro en los terrenos del antiguo cementerio de la ermita de Nuestra Señora de Gracia.
Alfonso Pedrero se implicó públicamente a lo largo de toda su vida en la defensa de las posiciones defendidas por los católicos en todos estos polémicos asuntos y utilizando formas de comunicación novedosas para la Iglesia de aquella época como mítines, conferencias y artículos en prensa. Como explicaremos más adelante su gran iniciativa y capacidad de trabajo le llevaron a destacar en otras muchas facetas.
Ingresó en el seminario conciliar de Murcia en 1888 y continuó sus estudios en 1890 en el seminario de Ciudad Real. Desde muy temprano destacó por sus inquietudes e intervenciones públicas. Siendo seminarista participó en la elaboración de un manifiesto en Manzanares publicado el 19 de marzo de 1890 en el periódico El Siglo Futuro, que era el diario portavoz de la corriente más integrista dentro de la Iglesia católica, en el que se protestaba “con todas nuestras fuerzas contra la fiesta infernal celebrada en Roma por la canalla masónica en honor del infame apóstata Jordan Bruno. Proclamamos los derechos del Papa a la soberanía de Roma; pedimos a Dios le conceda el poder temporal y a nuestra querida España la unidad católica”. En este escrito se referían a Giordano Bruno, que fue un brillante astrónomo y teólogo condenado por hereje por la Iglesia y quemado en la hoguera y, en cuanto a la soberanía de Roma, protestaban contra la ocupación de esta ciudad por el ejército italiano en 1870, que redujo la soberanía de los Estados Pontificios a los palacios vaticanos en el centro de la ciudad[1]. Entre los casi 200 firmantes del manifiesto estaban en los primeros lugares los sacerdotes de Manzanares, el propio Alfonso Pedrero y muchos de sus familiares por lo que podemos imaginar que tuvo que ser uno de los máximos impulsores de esta iniciativa.
Alfonso Pedrero fue ordenado sacerdote en 1897 y obtuvo la licenciatura en Teología en la Universidad Pontificia de Granada en 1904. Tras pasar por diferentes destinos en Chillón, Montiel y Torralba de Calatrava fue nombrado párroco de esta última localidad en 1905.
En 1912 recibió el nombramiento de canónigo de la Santa Iglesia Prioral de Ciudad Real, la actual catedral de Ciudad Real. Inicialmente se hizo cargo de la canonjía penitencial, que era la encargada de administrar el sacramento de la penitencia para algunos pecados de especial gravedad cuya absolución le estaba reservada. En 1923 fue nombrado chantre en esta misma iglesia, cargo que conservó hasta su muerte en 1928[2]. El chantre era el responsable de organizar la música de todos los actos litúrgicos, aspecto muy relevante en esa época[3]. Entre sus responsabilidades estaban la elección de las obras, los ensayos, la dirección de la Capilla Musical y del coro de niños. Dentro del cabildo de la Santa Iglesia Prioral, formado por 17 canónigos y 12 capellanes asistentes, el chantre era una de las cuatro dignidades, en jerarquía sólo por debajo del dean[4]. Llama la atención el elevado número de sacerdotes que formaban parte del cabildo. En esa época, además de existir un mayor sentimiento religioso, la Iglesia era para una amplia capa de la población una de las pocas opciones de progresión social lo que fomentaba un elevado número de vocaciones.
La época de Alfonso Pedrero como chantre, junto al maestro de
capilla Salomón Buitrago Gamero, fue unos los periodos más creativos y de mayor
actividad de la música litúrgica en Ciudad Real[5]. Salomón Buitrago fue autor,
entre otras muchas composiciones, de al menos 17 himnos a los santos a los que,
en muchos casos, puso letra Alfonso Pedrero[6]. Entre estas composiciones se
encuentran dos himnos a Nuestro Padre Jesús del Perdón[7]. Desconocemos si en el
pasado estos himnos se utilizaron en las celebraciones del patrón de
Manzanares, pero si tenemos constancia de que la letra del himno actual no se
corresponde con las creadas por Alfonso Pedrero.
Una de sus intervenciones públicas
más celebradas fue durante el funeral que se celebró por Frey Pedro Álvarez de
Sotomayor en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción el sábado 6 de
noviembre de 1911, con ocasión del traslado de sus restos a la ermita de la
Veracruz. Según la prensa de la época, Alfonso
Pedrero tomó la palabra y pronunció un vibrante discurso sobre la invasión
francesa y la Guerra de la Independencia, aunque cometió algunos errores
históricos, que seguramente pasarían inadvertidos para los asistentes, como
situar los hechos protagonizados por Sotomayor justo después de la batalla de
Bailen en 1808 cuando realmente sucedieron al año siguiente, el Viernes Santo
de 1809[8].
Aprovechando sus cualidades de buen orador, Alfonso Pedrero participó activamente en muchas iniciativas impulsadas por la Iglesia para divulgar su doctrina con el objetivo de recristianizar la sociedad, evitar el creciente desapego de la clase obrera y combatir ideológicamente a los sectores anticlericales.
El 20 de marzo de 1915, Alfonso Pedrero, Enrique López y Carlos Calatayud[9] fueron los oradores de un mitin en Ciudad Real en defensa de las sindicación cristiana basada en la convivencia generosa sin lucha de clases. Los oradores pidieron a la patronal respetar los derechos de los trabajadores, facilitar su acceso a la tierra y mejorar su educación y asistencia sanitaria[10]. Un mitin similar se celebró en Manzanares en el Círculo Católico el día 28 del mismo mes, también con presencia de Alfonso Pedrero, en el que se defendió la creación de un sindicato católico agrícola en Manzanares y se condenó "la ola de blasfemia que amenaza anegarnos". Estos actos formaban parte de una gira por distintos pueblos de la provincia como Santa Cruz de Mudela, Miguelturra y Alcázar de San Juan, organizados por el obispo de Ciudad Real Javier Irastorza, cuyo objetivo era divulgar la nueva doctrina social de la Iglesia surgida de la encíclica Rerum Novarum[11]. Esta encíclica fue la respuesta de la Iglesia ante el profundo impactó que provocó en la sociedad de la época la Revolución Industrial y aunque en ella se hacía una defensa de la propiedad privada, abogaba también por una mejora de la condiciones de la clase obrera y defendía el derecho de los trabajadores a formar uniones o sindicatos.
Aprovechando sus cualidades de buen orador, Alfonso Pedrero participó activamente en muchas iniciativas impulsadas por la Iglesia para divulgar su doctrina con el objetivo de recristianizar la sociedad, evitar el creciente desapego de la clase obrera y combatir ideológicamente a los sectores anticlericales.
El 20 de marzo de 1915, Alfonso Pedrero, Enrique López y Carlos Calatayud[9] fueron los oradores de un mitin en Ciudad Real en defensa de las sindicación cristiana basada en la convivencia generosa sin lucha de clases. Los oradores pidieron a la patronal respetar los derechos de los trabajadores, facilitar su acceso a la tierra y mejorar su educación y asistencia sanitaria[10]. Un mitin similar se celebró en Manzanares en el Círculo Católico el día 28 del mismo mes, también con presencia de Alfonso Pedrero, en el que se defendió la creación de un sindicato católico agrícola en Manzanares y se condenó "la ola de blasfemia que amenaza anegarnos". Estos actos formaban parte de una gira por distintos pueblos de la provincia como Santa Cruz de Mudela, Miguelturra y Alcázar de San Juan, organizados por el obispo de Ciudad Real Javier Irastorza, cuyo objetivo era divulgar la nueva doctrina social de la Iglesia surgida de la encíclica Rerum Novarum[11]. Esta encíclica fue la respuesta de la Iglesia ante el profundo impactó que provocó en la sociedad de la época la Revolución Industrial y aunque en ella se hacía una defensa de la propiedad privada, abogaba también por una mejora de la condiciones de la clase obrera y defendía el derecho de los trabajadores a formar uniones o sindicatos.
Años más tarde, el 14 de
diciembre de 1919, se realizó un nuevo mitin en el Círculo Católico de
Manzanares[12] con objetivos similares a los anteriores. Alfonso Pedrero inició el
acto presentando a los oradores y en su intervención pidió la creación en
Manzanares de una cooperativa para la elaboración de vinos en vista de las
dificultades que tenían los pequeños bodegueros por falta de instalaciones adecuadas[13].
También jugó un papel importante
en la lucha de la Iglesia con el Ayuntamiento de Manzanares a causa del cierre
del cementerio parroquial y su sustitución por un cementerio civil en 1912. La
polémica sobre el cementerio se prolongó durante años y en 1924, con la llegada
de la Dictadura de Primo de Rivera, el párroco Dimas, pensando que el nuevo
régimen sería más proclive a sus argumentos, solicitó al Subsecretario del
Ministerio de la Gobernación que derogase el cierre del cementerio parroquial,
petición que fue rechazada. En ese mismo año, el obispo Narciso Esténaga y Alfonso
Pedrero, que por esas fechas era presidente de la Junta Diocesana de Ciudad
Real, se pusieron en contacto sucesivamente con el Delegado e Inspector
Provincial de Sanidad, con el Director General de Sanidad y hasta con el propio
Primo de Rivera sin conseguir sus objetivos de reabrir el cementerio
parroquial. El tono de las cartas era muy beligerante, por ejemplo, en la carta
dirigida al Director General de Sanidad acusaron al inspector de estar
conchabado con el Ayuntamiento de Manzanares por oscuros intereses y
denunciaban a “elementos de ultraizquierda que querían entierros rojos, sin
cruz ni sacerdotes”[14].
Otra de las muestras de su
polifacética vida fue su destacada actividad periodística. Colaboró como
articulista de temas religiosos en la revista semanal Vida Manchega publicada
en Ciudad Real entre 1912 y 1920. También tenemos constancia de que publicó un
artículo sobre Frey Pedro Álvarez de Sotomayor en la Revista Aracelitana de
Lucena, localidad de nacimiento del ilustre párroco de Manzanares durante la
Guerra de la Independencia[15]. A todo ello hemos de añadir que fue presidente de
la Junta Diocesana de la Buena Prensa de Ciudad Real, cuyo objetivo era la
divulgación y fomento de la prensa católica en contraposición a la “mala
prensa” de ideología liberal y anticlerical[16].
Fue conocedor y divulgador de la
historia local ya que fue editor en 1923 de la "Memoria de la Casa de la
Caridad y Asilo de los Pobres de Manzanares", en la que se relata la
historia del antiguo hospital–asilo ubicado en la actual residencia de ancianos
en la calle Virgen de la Paz[17]. Años antes, en 1918, había desempeñado el cargo
de presidente de la Casa y de la Junta del Patronato que administraba el hospital–asilo[18].
A pesar de residir la mayor parte de su vida fuera de Manzanares, conservó una gran devoción por Nuestro Padre Jesús del Perdón. En 1920 fue patrocinador, junto a José González-Elipe Rosique, de la adquisición del trono para la imagen del patrón. El trono de estilo renacimiento español fue construido por el escultor Tomás Argüello y sufragado con aportaciones de los fieles[19]. El relieve del tímpano central de trono representaba el famoso episodio histórico sucedido durante la Guerra de la Independencia, cuando el párroco Pedro Álvarez Sotomayor pidió clemencia para el pueblo de Manzanares al general francés Sebastiani. Alfonso Pedrero también realizó algunas ofrendas al patrón de Manzanares que se exhiben en la actualidad en el museo que hay en la cripta de la ermita de la Veracruz.
A pesar de residir la mayor parte de su vida fuera de Manzanares, conservó una gran devoción por Nuestro Padre Jesús del Perdón. En 1920 fue patrocinador, junto a José González-Elipe Rosique, de la adquisición del trono para la imagen del patrón. El trono de estilo renacimiento español fue construido por el escultor Tomás Argüello y sufragado con aportaciones de los fieles[19]. El relieve del tímpano central de trono representaba el famoso episodio histórico sucedido durante la Guerra de la Independencia, cuando el párroco Pedro Álvarez Sotomayor pidió clemencia para el pueblo de Manzanares al general francés Sebastiani. Alfonso Pedrero también realizó algunas ofrendas al patrón de Manzanares que se exhiben en la actualidad en el museo que hay en la cripta de la ermita de la Veracruz.
Alfonso Pedrero también fue el principal revitalizador de una de las fiestas más importantes de Ciudad Real, la Pandorga. Se celebra el 31 de julio y tiene su origen en una ofrenda a la Virgen del Prado, patrona de la ciudad, de flores y productos del campo como agradecimiento de los agricultores por la cosecha. A principios del siglo XX la celebración era muy diferente a la que se realiza en la actualidad. Por aquel entonces se abrían las puertas de la Iglesia Prioral de Nuestra Señora del Prado durante toda la noche del 31 de julio al 1 de agosto y se realizaban actuaciones musicales y bailes ante el Camarín de la Virgen.
A principios del siglo XX la celebración
de la Pandorga no pasaba por su mejor momento ya que el 31 de julio de 1915 el
periodista Francisco Herencia escribía en El Pueblo Manchego un artículo
quejándose de que había dejado de celebrarse la fiesta y animaba a la gente a
retomar la celebración para el próximo año. Alfonso Pedrero tomó la iniciativa
al año siguiente y el 29 de julio de 1916 se publicaba la siguiente noticia en
el Pueblo Manchego:
"Recogiendo una idea lanzada por El Pueblo
Manchego, un canónigo enamorado de las tradiciones de Ciudad Real se ha
propuesto revivir esa costumbre, cuyo origen hay que buscarla, seguramente en
la fundación de nuestra capital.
Para que esta tradición no se pierda, antes
al contrario se mantenga cada vez más viva, el Canónigo-Mayordomo Don Alfonso
Pedrero sin reparar en dispendio alguno, se ha impuesto la ardua tarea de
reunir a los mejores guitarristas y cantaores, los cuales encariñados con la
organización de la Pandorga vienen ensayando hace unos días las coplas".
Para reafirmar las bondades de la
fiesta, el propio Alfonso Pedrero escribió un artículo el 10 de septiembre de
ese mismo año en la revista Vida Manchega, titulado "Los cantos y la
música regional", en el que explicaba que la música era una forma idónea
para rendir culto "a los más nobles
ideales de Dios y Patria". En los años siguientes continuó impulsando
la fiesta ya que en El Pueblo Manchego del 1 de agosto de 1917, en la crónica sobre
la fiesta de la Pandorga, se publicaba que "los cantantes y músicos fueron obsequiados con espumosos por el
Mayordomo de la Virgen, señor Pedrero, promotor del renacimiento de la fiesta".
Entre las numerosas facetas de Alfonso
Pedrero también estaba la de empresario ya que, además de poseer tierras en
Manzanares, era propietario de una mina de hulla en Almodóvar del Campo llamada
“Nuestra Señora del Prado”, que
ocupaba una extensión de 29 hectáreas y por la que tributaba anualmente la considerable cantidad de 116
pesetas en concepto de canon[20].
El fallecimiento de tan ilustre
personaje, al igual que buena parte de su vida, sucedió durante un acto público,
de forma inesperada. El 19 de mayo de 1928 sufrió un infarto cuando subía las
escaleras hacía el altar durante la celebración de la Salve en la Santa Iglesia
Prioral de Ciudad Real[21], falleciendo dos días después con tan solo 55 años y truncando su brillante trayectoria[22]. En el
momento de su muerte, además de mantener su cargo como chantre, era profesor
del seminario, secretario de la Delegación de Capellanías, administrador
diocesano de la bula de la Santa Cruzada y miembro de otros organismos
diocesanos.
El 23 de mayo fue enterrado en el
cementerio municipal de Ciudad Real, en el panteón propiedad de la Iglesia Prioral, presidiendo el
duelo el general Aguilera[23], que era gran amigo del fallecido, y con asistencia
de muchos de sus familiares de Manzanares[24].
Miguel Ángel Maeso
Buenasmañanas, septiembre de 2017
[1] La
Iglesia no reconocería la ocupación de los Estados Pontificios y la legitimidad
del Reino de Italia hasta 1929 con la firma de los Pactos de Letrán con primer
ministro italiano Benito Mussolini.
[2] Su
trayectoria como sacerdote se ha obtenido del nombramiento como chantre
publicado en el número 217, de 5 de agosto de 1923, de la Gaceta de Madrid, que
era el equivalente al actual Boletín Oficial del Estado. Resulta curioso que
los nombramientos religiosos se incluyesen en la Gaceta como si fuesen
nombramientos de cargos públicos.
[3] La Iglesia le daba tanta
importancia a la música que el Papa Pío X promulgó en 1903 el motu proprio “Tra le sollecitudini” en el que se regulaba
su uso durante los actos religiosos. Un motu es un documento de la Iglesia
católica emanado directamente del papa, por su propia iniciativa y autoridad.
Contiene la promulgación de una ley particular, que modifica y perfecciona la
Constitución Apostólica.
[4] La
organización del cabildo descrita corresponde al primer cabildo constituido el
27 de mayo de 1877. Tanto esta información sobre el cabildo como las funciones
del chantre se han obtenido del libro “Musicalerías. Ciudad Real: Música y
sociedad 1915 – 1965” de Vicente Castellanos Gómez, editado por la Diputación
Provincial de Ciudad Real, 2005, páginas 286 y 287.
[5]
“Musicalerías. Ciudad Real: Música y sociedad 1915 – 1965” de Vicente
Castellanos Gómez, editado por la Diputación Provincial de Ciudad Real, 2005,
página 297.
[6] “Musicalerías.
Ciudad Real: Música y sociedad 1915 – 1965” de Vicente Castellanos Gómez,
editado por la Diputación Provincial de Ciudad Real, 2005, páginas 326 y 327.
[7] Artículo
“El legado sacro de Salomón Buitrago” de Vicente Castellanos Gómez, Cuadernos de
Estudios Manchegos nº 36, 2011, página 36.
[8]
La crónica periodística del discurso de Alfonso
Pedrero y de los actos del traslado de los restos de Pedro Álvarez de Sotomayor
se publicó en el periódico El Pueblo Manchego del 7 de noviembre de 1911.
[10] El Pueblo
Manchego del 21 de marzo de 1915.
[12] Los Círculos Católicos eran
asociaciones para obreros, creadas por la Iglesia desde el último tercio del siglo XIX, cuyos objetivos eran muy ambiciosos: conservar,
arraigar y propagar las creencias religiosas, apostólicas y romanas; mejorar el
nivel de formación de los obreros; mejorar su nivel de vida proporcionando
asistencia sanitaria básica y cooperativas de consumo; proponer actividades de
ocio y culturales, etc. En Manzanares se inauguró el Círculo Católico Obrero del Patrocinio de San José en 1911 y tuvo una notable actividad hasta su desaparición en 1936, al inicio de la Guerra Civil.
[14] Carta de Alfonso
Pedrero García-Noblejas al Director General de Sanidad del 9 de junio de 1924.
Archivo Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Carpeta Cementerio.
[15] Artículo
“Homenaje a un párroco” publicado en la Revista Aracelitana en el número 37 del
18 de enero de 1912.
[16] El Pueblo Manchego del 1 de agosto de 1918.
[17] El documento original se encuentra en el Archivo Municipal de Manzanares. Hay una versión previa de este documento publicada en el blog de Antonio Bermúdez en la siguiente dirección: http://publicacionesantoniobermudez.blogspot.com.es/2015/03/documentos-sobre-la-casa-de-caridad-y.html. Fecha de acceso en enero de 2016.
[17] El documento original se encuentra en el Archivo Municipal de Manzanares. Hay una versión previa de este documento publicada en el blog de Antonio Bermúdez en la siguiente dirección: http://publicacionesantoniobermudez.blogspot.com.es/2015/03/documentos-sobre-la-casa-de-caridad-y.html. Fecha de acceso en enero de 2016.
Según explica Antonio Bermúdez, hay dudas sobre la
autoría de la Memoria pudiendo ser el autor Bernardo María Jiménez, capellán
del Convento de Religiosas Franciscanas de Clausura, hacia 1920. En la portada
de la Memoria Alfonso Pedrero García-Noblejas aparece como editor, no como autor, por lo que es compatible que
el documento lo realizase Bernardo María Jiménez y luego lo corrigiese y
publicase Alfonso Pedrero García-Noblejas.
[18] Artículo
“Las Monjas del Hospital. Primer centenario (1915 – 2015)” publicado en la
revista Siembra en el número 401 de noviembre de 2015.
[20] Boletín
Oficial de la Provincia de Ciudad Real del 21 de diciembre de 1931.
[21] El Pueblo
Manchego del 21 de mayo de 1928.
[23] El general Aguilera, natural de Ciudad Real, fue un
prestigioso militar que llegó a ser ministro de Guerra, senador vitalicio y
que, en tiempos de la II República, fue ascendido a Capitán General por Manuel
Azaña. Resulta llamativa la amistad de Alfonso Pedrero con el general Aguilera, ya que éste último era próximo al Partido Liberal mientras el canónigo defendió a lo largo de toda su vida posiciones cercanas a las corrientes más integristas de la Iglesia.
[24] El Pueblo Manchego del 24 de mayo de 1928.
[24] El Pueblo Manchego del 24 de mayo de 1928.