Astrónomos desplazados a Argamasilla de Alba y Plasencia Publicada en La Ilustración Española y Americana del 8 de junio de 1900. |
Desde el punto de vista científico, los eclipses permiten estudiar la corona solar, que es la capa de plasma alrededor del sol, que en circunstancias normales de luminosidad no puede observarse. En esta época los eclipses tenían un interés adicional, ya que se pensaba que eran una oportunidad única para detectar un supuesto planeta al que se había puesto el nombre de Vulcano. Desde el siglo XIX, se había propuesto la existencia de este planeta para justificar unas alteraciones observadas en el perihelio[3] del planeta Mercurio. Suponían que Vulcano no podía observarse en condiciones normales con los telescopios por su cercanía al Sol y pensaban que el oscurecimiento provocado por los eclipses permitiría por fin detectar al esquivo planeta Vulcano. Finalmente, en 1915, la teoría de la Relatividad de Einstein ofreció una justificación a las anomalías observadas en Mercurio y se abandonaron definitivamente las tesis sobre la posible existencia del planeta Vulcano.
Fotografía de la corona solar durante el eclipse de 1900. Sociedad Astronómica Británica. |
Noticia publicada en El Heraldo de Madrid sobre el tren fletado con ocasión del eclipse, para cubrir el trayecto entre Linares y Manzanares. |
La expedición de la Sociedad Astronómica Británica llegó a Manzanares el domingo 27 de mayo, un día antes del eclipse. La embajada británica en Madrid había avisado previamente al Ayuntamiento de la visita, así que los astrónomos se dirigieron a la casa consistorial, en la actual Plaza de la Constitución, en busca del alcalde Pedro Antonio González-Calero Sánchez-Carrascosa.
Una vez llegados a la casa consistorial, los británicos intentaron hacerse entender en francés, ya que no hablaban español. Al ser domingo por la mañana, la mayor parte de los vecinos estaban en misa y hubo que esperar a que terminase la ceremonia religiosa para que el alcalde hiciese acto de presencia, acompañado de un profesor de escuela de Manzanares que sabía francés y que actuó como traductor. Una vez solventados los problemas de comunicación, el alcalde y todo el pueblo de Manzanares se volcaron en ayuda de los británicos.
Se les cedió a los astrónomos la torre del homenaje de castillo para que pudieran observar el eclipse. Este edifico era el segundo más alto de la localidad, después de la torre de la iglesia de la Asunción, y tenía la ventaja de disponer de una amplia azotea en la que se podían colocar cómodamente todos sus instrumentos científicos. El día del eclipse se apagaron unas chimeneas cercanas, suponemos que serían de industrias alcoholeras, para que el humo no dificultase la observación del eclipse. En todo momento los británicos estuvieron acompañados por una escolta de la policía local. Les invitaron a un "local club", según el texto original del libro en inglés, y que seguramente sería alguno de los casinos existentes en Manzanares y que eran el centro de reunión por excelencia de las clases más acomodados. También fueron invitados a una visita, con cena incluida, a la mayor bodega de la época en Manzanares llamada “La Montaña”. Esta bodega estaba situada en la calle Padres Capuchinos esquina con Jacinto Benavente y era propiedad de Diego Martín Quevedo. Hasta una banda de música se dedicó a tocarle serenatas a los británicos. Finalmente, el Ayuntamiento se hizo cargo de los costes de la estancia de los astrónomos en la posada en la que se habían alojado. Todo este despliegue de las autoridades y de la sociedad manzanareña transmiten la idea de que la visita de los astrónomos tuvo que ser todo un acontecimiento para la localidad.
Entrada a la bodega de "La Montaña". Foto obtenida del grupo de Facebook "Fotos antiguas Manzanares". |
Quitando este hecho puntual de la posada, las demás impresiones sobre Manzanares fueron muy positivas. Se quedaron especialmente asombrados por la bodega “La Montaña”, tanto por el tamaño como por la modernidad de sus instalaciones. Por otro lado, no es de extrañar que se sorprendieran porque ésta era la mayor y más moderna bodega de Manzanares, que en 1929 tenía una capacidad de almacenaje de nada menos de 2.200.000 litros.
Interior de la bodega de "La Montaña". Foto obtenida del grupo de Facebook "Fotos antiguas Manzanares". |
Los británicos también destacaron el buen abastecimiento de agua y electricidad con el que contaba Manzanares y que era realizado por empresas locales con capital aportado en su mayor parte por los vecinos.
Por último, también les llamó la atención la ausencia de mendigos y borrachos en comparación con otras zonas de España por las que habían pasado. Habían entrado a España por Gibraltar y en su viaje visitaron Ronda, Granada y Sevilla antes de llegar a Manzanares. Sorprendidos, preguntaron al alcalde por este aparente bienestar de los manzanareños y éste les respondió con cierto orgullo que en Manzanares no había nadie tan pobre como para mendigar y que la gente trabajaba durante la semana en las bodegas o para grandes propietarios agrícolas y aprovechaban los festivos para trabajar en sus pequeñas fincas y que, por tanto, no tenían tiempo que perder en las tabernas. Aunque la respuesta del alcalde quizá fue un poco exagerada, sí es cierto que a finales del siglo XIX y principios del XX Manzanares conoció una etapa de gran prosperidad y de aumento de la población gracias al despegue de una industria vinícola volcada en la exportación.
Los astrónomos estaban equipados con cámaras para fotografiar el eclipse y también las utilizaron para tomar instantáneas de los lugares que visitaron. En el caso concreto de Manzanares, incluyeron en el libro dos llamativas fotografías de la localidad. La primera de ellas es una foto de la plaza en un día de mercado, con toda la explanada llena de carros y puestos de ventas y con la iglesia al fondo. En la foto pueden apreciarse unos balcones en la fachada de la iglesia que en la actualidad no existen. Comentan en el libro que estos balcones se utilizaban como palcos para ver las corridas de toros que se celebraban en la plaza. También mencionan que estaba a punto de finalizar la construcción de la actual plaza de toros que, en efecto, se inauguró pocos meses después, el día 8 de agosto de ese mismo año.
Fotografía de la plaza de la Constitución de Manzanares, tomada por la Asociación Astronómica Británica durante su visita del año 1900. |
La segunda foto es del castillo de Manzanares, que como hemos comentado, fue el lugar desde el que observaron el eclipse. Esta instantánea es especialmente interesante porque posiblemente sea la fotografía más antigua que se conserva del castillo. En el primer plano de la foto, están dos de los astrónomos. El que está de pie con una larga barba es el profesor Henry Keatley Moore y el que está sentado será probablemente el capitán de marina Carpenter, de hecho, parece que está manejando un sextante. El tercer expedicionario, el fotógrafo Francis Gare, estaría en ese momento tras la cámara tomando la instantánea. Podemos ver en la foto que los astrónomos están rodeados de muchos curiosos, sobre todo niños, prueba de la expectación que generaba la visita. Se puede ver también la ermita de San Antonio y, desde un punto de vista urbanístico, se puede apreciar que en esa época el castillo estaba prácticamente en las afueras de la localidad, sin casi edificaciones a su alrededor.
Fotografía del castillo de Manzanares, tomada por la Asociación Astronómica Británica durante su visita del año 1900. |
El profesor Henry Keatley Moore también realizó un dibujo del castillo, en el que se puede apreciar que el edificio ya parece más una venta que una antigua fortaleza medieval. Sólo sobresale la torre del homenaje para dejar constancia de su antiguo uso militar. De hecho, mencionan que esa época el castillo se utilizaba como granero y almacén.
Dibujo realizado por Henry Keatly Moore del castillo de Mazanares (1900). |
La Asociación Astronómica Británica no sólo se desplazó hasta Manzanares, sino que también envió expediciones a Carolina del Norte (EE.UU.), al océano Atlántico, a Portugal, a Argelia y a otras ciudades españolas. La expedición enviada a EE.UU consiguió grabar con una cámara de cine unas espectaculares imágenes del eclipse. Curiosamente la grabación fue realizada por un mago británico, Nevil Maskelyne, que también era un pionero del cine y un entusiasta de la ciencia. Esta grabación ha sido recuperada y digitalizada recientemente, en el año 2019, y como colofón a este artículo incluimos a continuación un vídeo editado por El País en el que se puede ver estas interesantes imágenes del eclipse del año 1900.
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