Ya está a la venta el libro "LA FAMILIA PEDRERO, LOS CONSTRUCTORES DE LOS EDIFICIOS MÁS EMBLEMÁTICOS DE MANZANARES. Cien años cruciales de la historia de Manzanares (1850 - 1950)" que anunciábamos en la primera entrada de este blog.
En Manzanares se puede adquirir en la tienda de prensa La Bodeguilla, en la calle Jesús del Perdón nº23. También se puede comprar Amazon en el siguiente enlace:
Incluimos a continuación el prefacio y la introducción del libro:
PREFACIO
La idea de escribir sobre mis antepasados
surgió hace muchos años tras la lectura de un libro de Amin Maalouf titulado “Orígenes”,
en el que a través de los acontecimientos sucedidos a su propia familia contaba
la historia reciente de su país, Líbano, de una forma muy amena e interesante.
No puedo aspirar a igualar el
estilo literario de Amin Maalouf, ni la historia de Manzanares es tan
apasionante y convulsa como la de Líbano pero, al menos, he intentado contar
los hechos que suceden a los miembros de la familia Pedrero relacionándolos con
acontecimientos relevantes de la historia de Manzanares y de España. De esta
forma, me gustaría lograr que este relato pudiera ser de interés para un
público más amplio que sea aficionado a la historia y, en particular, a la historia
local.
El objetivo principal que me ha llevado
a escribir este libro no ha sido tanto descubrir los nombres o datos demográficos de remotos
familiares sino el deseo de entender la sociedad en la que vivieron, conocer la
posición que ocupaban en ella y los hechos históricos a los que tuvieron que
enfrentarse y cómo les afectaron.
El enfoque elegido ha provocado
que reflexione sobre las enormes diferencias que existen entre la sociedad en
la que vivieron, no hace tantos años, nuestros abuelos respecto a la sociedad
actual. La crisis económica u otros graves problemas recientes se convertirían
en asuntos de menor importancia si se comparasen con las tremendas dificultades
que tuvieron que afrontar los españoles dos o tres generaciones atrás.
Actualmente parece difícil imaginar
que pudiera estallar una guerra convencional en un país como España o en sus
vecinos europeos y, por otra parte, el servicio militar obligatorio hace ya
muchos años que se derogó. En contraposición, mi abuelo Juan Buenasmañanas fue
reclutado para luchar en dos guerras: la Guerra de Marruecos, a mediados de los
años 20 del siglo pasado, y la Guerra Civil Española, una década después.
Finalizada la Guerra Civil, fue internado en un campo de prisioneros del que fue
liberado gracias a los esfuerzos de mi abuela Isabel González-Nicolás, que
consiguió informes favorables para su esposo del párroco de Manzanares y del
patrón para el que trabajaba antes de la guerra. Mi otro abuelo, Antonio Maeso,
falleció muy joven por una infección que ahora se curaría con un simple
antibiótico adquirido en cualquier farmacia. He de reconocer que me resultó
descorazonador descubrir en los censos electorales de finales del siglo XIX que
dos de mis bisabuelos no sabían leer ni escribir, cuando ahora tenemos todo el
conocimiento accesible en nuestro ordenador o teléfono móvil gracias a Internet.
También me ha resultado
inquietante que en España tras más de medio siglo de relativa paz interior y
prosperidad económica, eso sí con muchas desigualdades sociales, se desatase en
los años 30 una salvaje espiral de violencia que desembocó en la Guerra Civil.
Este desgarrador episodio es todavía más impactante cuando se analiza en una
población como Manzanares, en la que víctimas y verdugos de ambos bandos se
conocían, eran vecinos o incluso familiares. Sólo desde el sectarismo o la
ignorancia se puede realizar en la actualidad una reivindicación general y sin
matices de este nefasto periodo de nuestra historia.
Otro factor diferenciador
respecto a la actualidad es la prácticamente nula presencia de la mujer en la
esfera pública. En las numerosas fuentes documentales consultadas es muy
difícil encontrar datos sobre mujeres ya que no participaban en política, ni
siquiera tuvieron derecho a voto hasta la II República, apenas realizaban otras
actividades sociales relevantes, no desempeñaban normalmente actividades
profesionales y su quehacer diario se limitaba en la mayoría de los casos al
cuidado de sus familias.
Las inquietudes que me provocó la
lectura de “Orígenes” sobre mi familia, y a la vez sobre la historia de
Manzanares, no habrían sido posible materializarlas en este libro si no hubiera
existido previamente el trabajo de historiadores locales como José Antonio
García-Noblejas o Antonio Bermúdez García-Moreno. De especial utilidad me han
resultado los magníficos y detallados libros de Antonio Bermúdez que cuentan la
historia de Manzanares de 1902 a 1975, desde el inicio del reinado de Alfonso XIII
hasta el final de la dictadura franquista.
También me han sido de gran ayuda
las noticias de actualidad y los artículos sobre historia local que desde sus
inicios ha publicado la revista Siembra. Es encomiable la labor que durante
estos años han realizado los colaboradores de Siembra como Manuel Rodríguez
Mazarro, Teodoro Sánchez-Migallón Arias, Jerónimo Lozano García-Pozuelo y, más
recientemente, Carlos Fernández-Pacheco Sánchez-Gil y Concepción Moya García. Afortunadamente
en Manzanares tenemos la suerte de conservar un magnífico archivo parroquial en
el que se pueden consultar los libros de nacimientos, defunciones y bodas desde
finales del siglo XVI que facilitan en gran medida la labor de investigación[1].
Para finalizar, quisiera
agradecer el apoyo que durante estos dos últimos años de laborioso trabajo he
tenido por parte de mi padre, Alfonso Maeso Pedrero, y la paciencia que ha demostrado
ante mis insistentes preguntas sobre nuestra familia. Agradecer también a su
prima, Sagrario Álvarez Pedrero, por las interesantes historias que me ha contado
y la colaboración incondicional que me prestó nada más conocer mi proyecto de
investigación sobre la historia familiar. Quisiera señalar que la mayor parte
de la información obtenida sobre la parte de la familia asentada en Tomelloso me
ha sido proporcionada por Jerónimo Pedrero Torres. María Dolores Pedrero Manchado
y Francisco José Méndez Pedrero han sido una valiosa fuente de información sobre
la rama familiar Pedrero García-Noblejas. También he de destacar el minucioso
trabajo realizado por mi suegro Francisco García-Núñez García-Escribano que ha
pintado, expresamente para este libro, el cuadro del casino de Manzanares que aparece
en la portada. Quisiera agradecerle la infinita paciencia que ha tenido al
pintar con tanto detalle los numerosos ornamentos que embellecían la fachada de
este magnífico edificio, por desgracia ya desaparecido. No querría dejar de mencionar
a mis hermanos Antonio, Juan Alfonso y Jesús que me han sido de gran ayuda desde
el comienzo de mi proyecto con sus comentarios, recuerdos y ánimos. Agradecer a
mi esposa Francisca y a mis hijas, Claudia y Laura, cómo han “soportado” mis
recientes inquietudes de historiador y las continuas anécdotas que les contaba
conforme avanzaba en mi investigación. Las acertadas sugerencias de mi esposa
han mejorado notablemente la redacción de estas páginas.
Por último, si algún lector de
estas páginas tuviera información adicional sobre la familia Pedrero y los
hechos que se relatan, le agradecería que se pusiera en contacto conmigo a
través de mi cuenta de correo electrónico miguelangel.maeso@gmail.com.
INTRODUCCIÓN
La familia Pedrero, protagonista
de este libro, se asentó a principios del siglo XVIII en Manzanares, población
de la provincia de Ciudad Real, y destacó por su actividad profesional en el
sector de la construcción, participando durante al menos cinco generaciones
como contratistas, constructores, alarifes o maestros albañiles en las
principales obras públicas y privadas realizadas en esta localidad.
La historia que se narra en el
libro transcurre principalmente en el periodo comprendido entre mediados del
siglo XIX y del siglo XX. La mayor parte de este periodo supuso para Manzanares
una época de prosperidad que propició una notable actividad urbanística, lo que
permitió progresar económica y socialmente a los constructores Pedrero. Como obras
más destacadas, en la mayor parte de las cuáles tuvieron una participación
relevante miembros de la familia, podemos citar el antiguo Hospital ubicado en
la calle Virgen de la Paz (1885), la Fábrica de Harinas (1900), el Gran Teatro
(1911), el Casino (1917), el Ayuntamiento (1929) o el actual Parador de Turismo
(1931).
La sociedad de esta época estaba
claramente diferenciada en clases. En la parte alta de la sociedad un reducido
número de familias burguesas, en muchas ocasiones emparentadas entre sí, monopolizaban
la activad política y económica en Manzanares. En los diferentes gobiernos
municipales y en las principales iniciativas económicas de este periodo encontramos
una y otra vez los mismos apellidos. Los Pedrero, por méritos propios en su
actividad profesional y por ventajosos matrimonios, lograron en algunos casos
formar parte de este reducido grupo de familias acomodadas.
En la primera parte del libro se
describe, a grandes rasgos, como era la sociedad manzanareña de la época para
explicar el marco en el que transcurrieron las vidas de los protagonistas de
esta historia.
La segunda parte del libro está
dedicada a narrar la historia personal de los miembros más relevantes de la
familia. Alfonso Pedrero Peña fue el
más prolífico de los constructores, llegando casi a monopolizar en Manzanares
la construcción de las grandes obras públicas. También resulta llamativa la trayectoria
de Alfonso Pedrero García-Noblejas, que fue un polifacético sacerdote con
una gran actividad pública como propagandista católico, colaborador habitual de
varias revistas, conocedor y divulgador de la historia local, revitalizador de
la fiesta de la Pandorga en Ciudad Real, etc.
La Guerra Civil, el
acontecimiento político más relevante de este periodo, supuso una dura prueba y
se contará con detalle las tremendas repercusiones que tuvo para la familia. En
este apartado destaca la trágica muerte de Jesús
Pedrero García-Noblejas en una checa[2] en
Madrid al inicio de la guerra y, dentro de la misma familia, la persecución en
la posguerra, por supuestamente pertenecer a la masonería, de su hermano Manuel Pedrero García-Noblejas. Los hijos de éste último también pasaron
serias dificultades durante el régimen franquista formando uno de ellos parte del
exilio republicano en México y siendo otro condenado a 12 de años de cárcel por
su actividad política a favor de la República. También es destacable el impacto
de la guerra en los tres yernos de Alfonso
Pedrero Peña, uno de los cuáles, Antonio
Rodríguez Noblejas, fue alcalde de Manzanares durante la II República.
La tercera parte del libro
explica la historia de los principales edificios construidos por los Pedrero,
desde que se tomó la decisión de su construcción hasta la actualidad.
Resulta especialmente llamativa
la construcción en 1912 del cementerio
municipal por la enorme polémica que generó en Manzanares. Los opositores
al proyecto, principalmente la Iglesia apoyada por el Partido Conservador, se
enfrentaron con dureza al alcalde Antonio Rubio Fernández-Caballero del Partido
Liberal, que fue apoyado por el Partido Republicano. La polémica llegó a tal
extremo que, como contaremos más adelante, llegó a poner en peligro la vida del
constructor del cementerio, Alfonso
Pedrero Peña.
La construcción sobre la que se
ha obtenido información más detallada es la del actual edificio del Ayuntamiento de Manzanares y puede que
sea la que más problemas, en este caso técnicos y económicos, le ocasionara al
constructor Alfonso Pedrero Peña. Durante
el transcurso de las obras el alcalde Agustín Serrano González y todos los
concejales fueron cesados por el Gobernador Civil de la provincia a consecuencia
de la intención de la corporación municipal de comprar la empresa “Aguas
Potables y Alcantarillado de Manzanares”, que atravesaba serias dificultades
económicas. El nuevo alcalde nombrado por el Gobernador Civil, Enrique Ochoa
Quesada, revisó todas las grandes decisiones tomadas por su antecesor, lo que
ocasionó muchos problemas y quebrantos económicos al constructor Alfonso Pedrero Peña.
Casi todos los grandes proyectos
urbanísticos realizados en Manzanares a iniciativa del Ayuntamiento han
generado gran controversia y uno de los mejores ejemplos es el Gran Teatro. Como explicaremos más
adelante, tanto su construcción en 1911, así como su derribo en 1975 y su posterior
reconstrucción en 1995 estuvieron rodeados de polémicas y apasionados debates.
En el apartado dedicado al
albergue de carretera para automovilistas, actual Parador de Turismo, contaremos una interesante historia de
espionaje al más alto nivel relacionada con la estancia en Manzanares, durante
la II Guerra Mundial, del jefe del servicio de inteligencia alemán Abwehr, el almirante
Wilhelm Canaris.
Finalmente, en el epílogo se
analizarán las circunstancias personales, políticas y económicas que durante la
posguerra ocasionaron que los Pedrero abandonasen, tras más de 150 años de
dedicación ininterrumpida, su trabajo como constructores.
[1] Los
libros de bautismos, bodas y defunciones del archivo parroquial son accesibles
en Internet en la dirección https://familysearch.org/search/image/index?owc=9P2Q-T3D%3A141480101%2C161414601%2C148137302%3Fcc%3D1784529. Fecha de acceso marzo de 2016.
[2] Las
checas eran cárceles ilegales organizadas por partidos políticos y sindicatos,
que proliferaron en los primeros meses de la Guerra Civil en las zonas bajo
control republicano, en las que se internaba y juzgaba de forma sumarísima por
los propios milicianos, sin ninguna garantía legal, a los sospechosos de ser
simpatizantes del bando nacional. Los detenidos sufrían frecuentemente
torturas, extorsiones económicas y, en el peor de los casos, eran asesinados.
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